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«Cuando Sassu llegó a Mallorca quedó fascinado por el paisaje, por su belleza». A partir de entonces, éste se convirtió en inspiración y motivo de su pintura, en el conjunto de una obra que podríamos calificar de más urbana, con una etapa futurista que le convirtió en una figura del arte italiano e internacional. Lo recuerda Gudi Moragues, comisaria de la exposición L'illa d'Aligi Sassu, que este viernes se inaugura, a las 19.30, en el museo Can Prunera de Sóller.

Sassu (Milán, 1912 - Pollença, 2000) llegó a Mallorca en 1963 junto a su esposa, Helenita Olivares, y se instaló en Pollença, desde donde comenzó un intenso trabajo de 'documentar' en el lienzo, con diferentes técnicas, ese paisaje que tanto le atrajo. Sassu, que no era un pintor paisajista, lo hizo mediante una técnica «libre, menos estructurada y de la forma en la que él veía la isla, con esos colores rosas, naranjas». De ahí que el título de la muestra haga alusión «a la Mallorca que el veía».

Aunque nacido en Milán, el artista tenía una mirada mediterránea, que aquí pudo poner al servicio del arte, pues había vivido en Cerdeña. «Allí pude comprobar el respeto y el cariño que le tienen», apuntó Moragues.

Para Can Prunera, la comisaria ha escogido una selección de paisajes pintados en Mallorca entre 1975 y 1995, obras que proceden de la Fundación Helenita y Aligi Sassu, así como esculturas de la Col·lecció d'Art Serra. Entre éstas, figuran algunas pequeñas piezas que, a modo de juego o divertimento, Sassu realizó con el alambre de las botellas de champán. Estas pequeñas piezas confieren a la muestra un carácter íntimo que enlaza con el espacio que el museo dedica a las exposiciones temporales. Según Moragues, el público podrá visitar una propuesta plástica «en memoria de un artista que vivió aquí», en una tierra a la que amó, donde murió y donde practicó el noble arte de la amistad.