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El objetivo del fotógrafo aficionado Sebastià Llobera (1831 - 1892), un sacerdote pollençí que también practicó con los pinceles, recogió los paisajes y habitantes de su localidad natal. Además, Llobera tuvo la visión de publicar sus imágenes en un álbum que vendría a ser como una guía turística de Mallorca. Hoy, en la sala de exposiciones del tercer piso de La Misericòrdia, en Palma, se inaugura una exposición con las fotos de su legado que se han conservado.

La colección, que se expondrá hasta el 8 de diciembre y que después viajará al Museo de Pollença, fue hallada en el casal Can Llobera, aunque el resto del fondo de este fotógrafo se considera desaparecido.

Recuperado gracias al Arxiu del So i de la Imatge, no sólo con la citada exposición, sino también con la edición de un catálogo, de él dijo ayer el vicepresidente Joan Rotger que «fue un avanzado a su tiempo y a su época» y que como fotógrafo «produjo, sobre todo, retratos y paisajes y destacó por aplicar las innovaciones tecnológicas presentes en aquella etapa de la historia».

En su vertiente de fotógrafo de paisajes se mostró influido «por las corrientes que dominaban la pintura de la segunda mitad del siglo XIX», de la que en Mallorca fueron «precursores Joan O'Neille, Antoni Ribas o Joan Fuster», y cuando actuaba como retratista lo hacía mediante «una composición formal estudiada que denota una mente humanística con cierta vocación etnográfica». Llobera también fue precursor en la promoción de esta tierra puesto que su álbum viajó hasta la exposición universal de Barcelona de 1888 y sus imágenes fueron reproducidas como postales.