Alfonso Sánchez, director de 'El mundo es nuestro', en las taquillas de CineCiutat. | Ll. Guasp

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Entre bostezos, con pantalones bombachos de «tieso», sandalias de la última obra teatral que «compuse» y un moreno albañil cuya culpa atiende a la promoción de El mundo es nuestro. Así es como se presentó ayer en s’Escorxador Alfonso Sánchez, director y actor de la comedia que se estrena hoy en CineCiutat. Gestada a partir de crowfunding [micromecenazgo], como el cine al que acudió, está protagonizada por El Culebra (Alberto López) y El Cabesa (Alfonso Sánchez), dos tipos de extraradio fanáticos de El Dioni y de Tony Montana. Son personajes que tienen mucho que ver con el cine español, el de Atraco a las tres y La escopeta nacional.

A partir de ahora imagínense todas las citas con la guasa del sur. España, año 2010. El Rafi y El Fali, con camiseta de la selección española de fútbol, en una conocida discoteca sevillana. Pelo engominado hacia atrás, jersey sobre los hombros y gin tónic en mano. En copa de balón, por supuesto. La Roja acababa de ganar el mundial y los dos colegas hablan de la trayectoria del país. El Fali comenta: «España, cuando entró en la UE, era un país de tiesos, ¿Tú te acuerdas del presidente que teníamos, coño?», le pregunta al Rafi, que responde, «¿Un tal González?», «¡Coño, ese hombre iba a la Moncloa con una chaqueta de pana!», sentencia El Fali. Es sólo una secuencia de Las cosas en su sitio, uno de los cortos de Alfonso Sánchez, que hace de Rafi.

Era 2008 y Mundoficción, la empresa de Sánchez, no tenía apoyos. Pero de repente se encontraron con Internet, «el boom 2.0». Había gente que consumía sus cortometrajes que publicaban en Youtube. Ahora ya tienen más de nueve millones de visitas. De ahí a que se atrevieran a pedir por la red que la sociedad «apadrine a un tieso», «que es la manera sevillana de decir crowfunding, una palabra que queda muy guay decirla en una mesa con gafas así como intelectuales. Pero si tu eso lo dices en la calle San Jacinto de Triana la gente te dice: ¿De qué estás hablando? Dicho de coña funciona mejor». La película, con un presupuesto de 600.000 euros, parte de referentes que van desde Tarantino o Billy Wilder, hasta Forqué o Berlanga, «son inmejorables».

El director afirma que «no volvería a utilizar esta fórmula porque es «treméndamente duro». Lo compara con enamorarse. «Genera un compromiso que si luego no puedes llevarlo a cabo es muy doloroso». Convertidos en famosos de Internet gracias a sus personajes, el responsable de Mundoficción habla de política. «Se debería proteger el cine como se hace en Francia, allí no se politiza. Los franceses hicieron un pacto nacional, en esas cosas son la hostia. En otras no».