Una restauradora trabajando sobre la talla. | Pere Bota

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El Taller de Restauració del Bisbat se asemeja a un quirófano donde se pone a punto a una ‘paciente’ muy especial, la talla de la Mare de Déu de s’Arracó, del siglo XVI y obra de Juan de Salas, según la historiadora del arte Mercé Gambús. Con seis siglos a sus espaldas, «su estado de conservación se puede considerar deficiente», explica Antònia Reig, directora del taller.

Los cuidados que las expertas aplican a la talla, siempre según las actuales técnicas de restauración y con el consenso del Departament de Patrimoni Històric del Consell, permitirá recuperar buena parte de la policromía original, escondida tras repintes de otras épocas, especialmente una «repolicromía de principios del siglo XX», según demostraron los datos aportados por «las analíticas de los pigmentos azules».

La citada intervención, inadecuada, fue hecha «más con intención creativa que de restauración», por lo que había «desvirtuado el aspecto original» de la pieza, «cambiando por completo la ornamentación del vestido, del velo y del manto». Lo mismo había sucedido con lo que las restauradoras denominan carnaciones, aquellas partes no cubiertas por vestimenta. En el siglo XX se pintaron con óleo, modificando el tono de la piel. Por ejemplo, cuando retiraron esta capa descubrieron que en el siglo XVI sus párpados sí tenían pestañas.

El trabajo del restaurador tiene también algo de detectivesco, pero de los detectives que utilizan, tanto la moderna tecnología, como la documentación histórica. Así, cuando el equipo comenzó la limpieza de la talla y empezó a encontrar los colores originales se planteó hasta dónde seguir quitando capas posteriores. «Entonces decidimos pararnos».

Tras reuniones con las técnicas del Consell, con historiadores, investigando, y tras el resultado de las analíticas, «además de por la importancia de la pieza, se decidió quitar la repolicromía» moderna y sacar la original allí donde aún se mantenía bajo capas de suciedad y repintes. Por ejemplo, las caras de los ángeles que adornan la corona, con sus mofletes rosados, fueron pintados así originalmente, y se puede apreciar en las imágenes que ilustran esta página; igual sucede con los tonos del manto y del vestido en la fotografía de la derecha.

Una corona que sufrió transformaciones, dedos de los pies perdidos y repuestos, pérdidas de volumen fueron otras de las muchas incidencias que padeció esta imagen, cuyo nuevo aspecto, más cercano al que diseñó Juan de Salas, lucirá en agosto durante las fiestas de la Asunción colocada sobre un llit. Esta ‘puesta a punto’ la ha pagado el Consell.