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El islote de na Galera, en la costa de Ca'n Pastilla, que hace unas semanas saltó a la actualidad por la aparición de unos restos humanos que investigan los forenses, fue un enclave utilizado entre los siglos IV y I antes de Cristo por los púnico-ebusitanos [procedentes de Eivissa] para lo logística en el comercio marítimo que mantenían con Catalunya, Marsella o Ampurias. Es la hipótesis que manejan los arqueólogos que lo excavan bajo la dirección de Ramon Martín y codirección de Agustín Torres, con quienes comparten labores de campo voluntarios de la UNED.

Situado a poco más de unas brazadas de buen nadador, se trata de un pequeño promontorio que citó hace años el arqueólogo Víctor Guerrero en el artículo Los asentamientos púnicos sobre algunos islotes , pero que hasta ahora nunca se había excavado, y su acceso, que a primera vista parece fácil, no lo es porque depende del estado del mar.

Los arqueólogos han encontrado una pieza «singular», comenta Ramon Martín, porque se trata de una llumeta decorada con una «cara y hasta ahora no se había hallado ninguna de esa época con decoración antropomorfa». Tras la limpieza del terreno, debido al mal estado de la mar, la excavación va lenta, pero ya se puede decir que en el islote existe un pozo o cisterna, «donde debían aprovisionarse de agua», cerámica ebusitana, estructuras de muros y un pavimento de argamasa a base de mortero de cal y conchas marinas. Además de un lugar utilizado como almacén, tanto de mercancías como de herramientas para reparar los barcos, o avituallamiento, los púnico-ebusitanos podían haber mantenido desde allí actividades comerciales con los talayóticos que vivían en el cercano poblado de Son Oms, situado en la zona de Son Sant Joan, que se avistaba desde el islote.

Por otra parte, respecto a los citados restos humanos, Martín dice que «por la posición, porque estaban casi en superficie y porque no había material arqueológico para datarlos, parece que son actuales» y que en caso que los forenses no determinen su procedencia «tendremos que recurrir a la prueba del carbono 14».