Joan Feliu y Pascale Saravelli, integrantes de Vacabou

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Vacabou, el grupo liderado por Joan Feliu y Pascale Saravelli, publica Alfalfa & Beta, tercer largo de una formación que aligera su equipaje dando salida a viejas composiciones junto a algunas en las que estrenan una nueva actitud alejada del perfeccionismo que rigió en sus dos primeros trabajos. El grupo ha decidido regalar el disco a través de su página web, así como sucedió con Frida Laponia, el debut del proyecto de Feliu con el escritor Agustín Fernández Mallo.

—Alfalfa & Beta es, en muchos sentidos, diferente a sus anteriores trabajos. ¿Cuál era la idea cuando concibieron el disco?

—Pascale Saravelli: En realidad no había ninguna idea inicial, pero sí teníamos claro que teníamos muchos temas en la recámara que necesitaban salir a la luz. Nos nos importaba mucho que fuese un disco que careciera de concepto. De ahí que haya temas antiguos y nuevos, sin un hilo conductor. Pero a nivel personal, creo que es el disco más coherente de Vacabou.

—La máxima novedad es esa actitud más espontánea, ¿a qué se ha debido?

—P: En los dos discos anteriores, Joan pasó cientos de horas trabajando en cada tema, cosa que le llevó a la extenuación mental e incluso física. Es admirable que alguien pueda concentrar tanta energía en una canción, pero es un proceso agotador. Ahora buscamos lo contrario, la sencillez.

—Joan Feliu: Bueno, eso ocurre sólo en parte del disco. Me resulta más duro acabar un tema que lleva años atascado que comenzar y acabar uno nuevo. En realidad, necesito soltar lastre para alcanzar ese grado de libertad del que hablas y creo que es algo que se empezará a notar realmente en el siguiente disco.

—El espíritu del álbum es, en parte, resumir lo que el grupo ha hecho hasta ahora, pero también supone un nuevo comienzo.

—P: Sí, es exactamente eso. De hecho, acabamos de publicarlo y ya estamos hablando de canciones nuevas.

—J: El disco es un resumen parcial, en todo caso. Tal vez publiquemos otro similar, porque hay mucho material acumulado. Pero la idea era esa: limpiar el disco duro y empezar de nuevo. Esta semana pasada han salido cinco o seis temas nuevos, sin pensar, con guitarra acústica y batería, dejándonos llevar. Me parece interesante hacer música más común, menos novedosa.

—Si tanto esfuerzo supone terminar canciones, ¿por qué regalar el disco?

—J: Por difusión. Es la única forma de que llegue a todo aquel que quiera escucharlo. En el pasado hemos tenido serios problemas de distribución y eso es doloroso, porque lo que quieres como artista es que tu trabajo se difunda. O conseguimos un contrato que garantice una difusión física adecuada o seguiremos regalando discos.