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Chopin sintió profunda admiración por la ópera, pero nunca se atrevió a componerla. «No se veía capacitado como compositor de música vocal», pero de la influencia de la obra o de las relaciones personales que mantuvo con otros músicos contemporáneos, que sí explotaron este género, nacieron algunas de sus piezas, que hoy, a las 21.30, hilan un concierto-homenaje muy familiar en el Teatre Xesc Forteza.
Las voces de los hermanos Euge y Maria Luisa Corbacho y Tomeu Guiscafré, acompañadas por la pianista Maria Victòria Cortés, se encuentran por primera vez sobre el escenario en este recital que repasa «todo un siglo de la historia de la música», explicaron. Hijos de la reconocida mezzosoprano Sylvia Corbacho, los tres intérpretes se han formado en Barcelona. Maria Luisa, quien debutó hace tres años, es la mayor; Euge compagina el canto con la dirección de escena y Tomeu está «empezando a rodar». Los tres han mamado el teatro, «hemos hecho los deberes en el patio de butacas del Principal» y ahora, «como no podía ser de otra forma», han elegido esta carrera «satisfactoria y dura», sobre la que les aconseja su madre, -«una de las mejores mezzosopranos», dicen-, que satisfecha hoy será ella quien les aplauda desde la platea.