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El escritor Allan Sillitoe, fallecido en Londres el pasado domingo a los 82 años, como ya publicó el lunes este diario, perteneció al grupo de creadores que descubrieron Mallorca en los años cincuenta del pasado siglo y permanecieron en ella el tiempo suficiente para que la Isla se colara en su obra.
En el caso de Sillitoe, que había vivido en Sóller entre 1953 y 1959 y fue amigo de Robert Graves, él mismo recordaba a Ultima Hora en 2002 que «fue en Sóller donde me realicé como escritor». El novelista y poeta, que había trabajado como telegrafista para la Royal Force, había llegado la capital de la Vall junto con su esposa, la poetisa Ruth Fainlight, para pasar unas semanas y se quedó seis años.
En la década de los sesenta publicó dos novelas que le reportaron éxito de crítica y fueron llevadas al cine, Sábado noche y domingo mañana, escrita en Mallorca, y La soledad del corredor de fondo, dirigidas, respectivamente, por Karel Reisz y Tony Richardson. En ellas relata la realidad británica de medidos del siglo XX y las penurias de la clase trabajadora, a la que pertenecía.
En 2002, en la inauguración de la muestra Robert Graves, una vida de poeta, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, Sillitoe leyó versos de quien le había aconsejado sobre su escritura.
La Isla siempre estuvo en su memoria aun cuando ya no residía aquí, adonde regresó en varias ocasiones. Como escribió Jaume Pomar en 2005, en una entrevista que le hizo en Londres para este periódico, en otra novela, La muerte de William Posters, «encontramos referencias de su estancia en Mallorca, donde describe, en media docena escasa de páginas, el valle de Sóller». Mallorca, y su vida en ella también aparecen en el primer tomo de las memorias de Sillitoe, publicado en 1995 como Life Without Armour.