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Au Ments actuó el viernes en el Teatro Olimpia del centro de Huesca con Petit ball, un espectáculo a medio camino entre la narrativa teatral y la danza contemporánea que indaga en el sinsentido de la Guerra Civil. La obra está coproducida por el Teatre Principal de Palma, donde se estrenó la semana pasada, y el Centre d'Arts Escèniques de Reus.

«Nos sentimos un canal de expresión de algo que necesita expresarse y que en este caso era la Guerra Civil», comentó Andrea Cruz, codirectora del espectáculo junto a Tomeu Gomila. Las voces grabadas de Biel Majoral y Tom Waits, la danza en grupo, los títeres que «dicen todo lo que no puede contar el cuerpo», según Gomila; un telón transparente que separa el escenario en dos planos; unos huesos dotados de movimientos humanos, y la intervención de Vicenç, hijo de los directores, ofrecen un repertorio de hermosos efectos visuales al servicio de la tragedia sobre las dos Españas. «Todas las historias son válidas si están bien hechas», mantuvo el joven con un razonamiento irrefutable.

La anécdota de la función fue el percance de una de las bailarinas, que chocó con una máquina entre bambalinas y siguió danzando. Pocos se percataron de la sangre que empezó a brotar de su frente.

Petit ball coincidió con la clausura de la feria, que ha sido seguida por 11.000 espectadores y que ha distinguido a Sol Picó con el premio al Mejor espectáculo de Danza por El llac de les mosques y a Colectivo 96 por Dar patadas para no desaparecer como el Mejor montaje de Teatro.