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Mil doscientos kilómetros de distancia y un delicado estado de salud no impidieron a José Saramago estar presente ayer en las recuperadas Converses Literàries a Formentor. El premio Nobel, que canceló su participación a última hora por problemas gripales, se dirigió a los asistentes a través de una llamada telefónica "amplificada por el sistema de megafonía" para prometerles que «el año próximo estaré con ustedes».

Saramago, que estuvo al teléfono 3 minutos y 17 segundos, se declaró «emocionado» al escuchar los aplausos que le dedicaron, los más calurosos de tres días de Converses. Previamente, se había leído un texto del autor portugués en el que defendía el derecho a disentir, «uno de los dos que le faltan a la Declaración de los Derechos Humanos», junto al «derecho a herejía. Hablemos claro y nos entenderemos todos», decía el texto.

Precisamente Literatura i dissidència era el título de la conferencia en la que debía participar Saramago, y durante la cual el escritor Juan Goytisolo afirmó que una de las constantes en su propia obra ha sido «la búsqueda de la riqueza española en todo lo que ha sido dejado de lado por no corresponderse a la imagen icónica del nacional-catolicismo». El filólogo Perfecto Cuadrado sintetizó que «disidencia y literatura siempre van unidos, y sólo se entiende la vida en un sentido creativo en permanente disentimiento». Ambos alabaron la «novedosa y rupturista» aportación de Saramago a la literatura.

Por otro lado, Miquel Dalmau, Guillem Frontera, José Carlos Llop y Carme Riera hablaron sobre Història, memòria i invenció. El director general de Cultura del Govern, Pere Joan Martorell, subrayó que las jornadas han servido para facilitar el «intercambio de direcciones, libros o proyectos», lo que permite seguir trabajando una vez finalizadas las Converses.