Familiares y amigos rindieron tributo a Jackson en el Staples Center de Los Angeles. Foto: REUTERS

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Doce días después de su muerte, el Staples Center de Los Angeles se convirtió ayer en el escenario de un homenaje de despedida a Michael Jackson, que ahora podrá descansar en paz después de semanas de rumores y especulaciones. La ceremonia, precedida de un funeral privado en un cementerio de Hollywood, contó con la participación de artistas de la talla de Mariah Carey, Jennifer Hudson o Usher, pasando por Lionel Ritchie y Magic Johnson hasta Brooke Shields y Stevie Wonder. El acto público para despedir a Michael Jackson comenzó las siete de la tarde en España con la lectura de sendos mensajes de condolencia de la cantante Diana Ross y del ex presidente sudamericano y premio Nobel de la Paz Nelson Mandela. Ninguno estaba en la sala y fue el cantante de los Miracles, Smokey Robinson, quien se encargó de leerlos.

 

Tras una pausa de casi media hora, que enfrió mucho el ambiente en el interior del estadio, se dio paso a uno de los momentos más emotivos de toda la ceremonia, con la entrada del féretro con los restos mortales del artista, entre aplausos y bajo los acordes de un coro de música góspel.

 

El ataúd dorado, recubierto de flores rojas, fue depositado en el centro del escenario por ocho personas, después tomó la palabra el pastor Lucius Smith, amigo de la familia, quien hizo un sentido homenaje al Rey del Pop.

 

Fue Mariah Carey la encargada de abrir el homenaje musical al Rey del Pop en Los Angeles, de casi tres horas, compartiendo escenario con Usher, con quien interpretó I'll be there, que hizo famoso al artista en sus primeros pasos como cantante en los Jackson Five.

Queen Latifah tomó después del micrófono para dirigir un mensaje en nombre de todos los fans del artista. «Michael era la mayor estrella del planeta», afirmó la cantante y actriz, quien fue la primera persona de la ceremonia en apelar a las raíces afroamericanas de Jackson.

 

El siguiente artista en subirse al escenario del Staples Center fue Lionel Ritchie e interpretó Jesus is Love. Tras aparecer en las pantallas gigantes varias imágenes para recordar la faceta más altruista de Jackson, con su Your are not alone de fondo, fue Stevie Wonder, quien inundó con su voz el espacio interpretando una sentida versión de Never dreamed you'd leave in summer.

 

Acto seguido subieron al escenario las estrellas de la NBA Magic Johnson y Kobe Bryant, desde el mismo escenario donde juegan habitualmente los Lakers. Johnson recordó cómo conoció al Rey del Pop, pero sobre todo trasladó un mensaje de apoyo a la familia.

 

Jennifer Hudson, impresionante de blanco, interpretó una sentida versión del Will you be there que Jackson hizo tan famosa a comienzos de los noventa, para dar paso al reverendo Al Sharpton, que resaltó la importancia de la figura de Jackson desde la óptica de los derechos civiles, comparándole con otros afroamericanos de éxito.

 

John Mayer hizo las delicias de los asistentes con Human Nature y después tomó la palabra Brooke Shields, quien, entre lágrimas, recordó la amistad «pura y natural» que les unía. La actriz afirmó que la canción favorita de su «amigo» era Smile, de Tiempos modernos, de Chapin, interpretada por Jermaine Jackson.

 

También tuvieron ocasión de hablar los hermanos Martin y Bernice King, hijos de Martin Luther King, y la congresista afroamericana Sheila Jackson Lee anunció que propondrá al Congreso una resolución para que Jackson sea declarado «leyenda americana» e «icono de la música».

 

La música volvió a llenar el escenario con la voz de Usher, quien mientras interpretaba Gone too soon se acercó al féretro.

El broche de oro fue cuando todos los artistas se subieron al escenario para interpretar We are the world y Heal the world. Jermaine y Marlon Jackson cerraron el acto, con toda la familia, incluidos sus hijos. «Desde que nací mi papi fue el mejor padre que uno pueda imaginar. Sólo quiero decir que te quiero muchísimo», dijo su hija Paris entre lágrimas.