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Puede que Llorenç Moyà nunca imaginara que del poemario que editó en 1961, Via Crucis, naciera 25 años después una dramaturgia. Mucho menos, que desde entonces y año tras año, se convirtiera en un acto casi litúrgico y de exitosa convocatoria en la celebración del Viernes Santo en Palma.

Hace ya 23 años que la compañía Taula Rodona representa este texto con el que «consiguen transmitir la tradición pascual», reconoció la regidora de Cultura, Nanda Ramon.

Bernat Pujol, director del montaje, comentó ayer, durante la presentación del montaje, que este año habrá varias novedades, que afectan fundamentalmente al reparto. Así el Cirineu será interpretado por Erik Mascaró, mientras que el actor Rafel Pizarro representará al Lladre II. Otras nuevas incorporaciones son la actriz Raquel Rivero y Pedro de Juan. Sin embargo, la variación más notable será la concesión de un mayor dramatismo al personaje de la Veu, que interpreta Vicky Pieniazeck.

La actriz Pilar Casasnovas, que participa en el Via Crucis desde hace 23 años como lectora, confesó ayer que «lo hago cada año como un acto de fe».
La austeridad del vestuario y la escenografía aportan al montaje de Taula Rodona «un sentido más humano», comentó el director. Algo que unido a la lectura de los poemas y a la actuación de los intérpretes provoca, sin duda, el estremecimiento de quienes acuden a ver el Via Crucis en las escaleras de la Seu.