Luciano Pavarotti, durante un concierto en el Red Square de Moscú, en septiembre de 1997. Foto: REUTERS

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«Recordadme como un cantante de ópera». Fue el último deseo del tenor italiano Luciano Pavarotti, hecho público en su página oficial de internet, después de que no pudiese superar el cáncer de páncreas que sufría y falleciese en la madrugada de ayer a los 71 años de edad. Su estado de salud empeoró en los últimos meses hasta llegar al trágico desenlace, que ha provocado una enorme conmoción en el mundo de la ópera y, especialmente, en su país de origen, Italia.

El funeral por el fallecimiento del tenor se oficiará mañana, a las 15.00 hora local (13.00 GMT), en la catedral de Módena, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Artístico de la Humanidad.

Destacadas personalidades quisieron recordar ayer la importancia de uno de los máximos exponentes del bel canto de las últimas décadas, organizador de importantes eventos destinados a acercar la ópera al gran público.

El tenor fue operado en julio de 2006 de un cáncer de páncreas, que le alejó de los escenarios y empeoró considerablemente su estado de salud, llegando incluso a obligarle a un reciente ingreso hospitalario del que no saldría hasta hace una semana. Según informó su representante, TER Robson, a través de un comunicado, Pavarotti falleció en su residencia de Módena, a donde había sido trasladado hace unos días. «El maestro luchó en una larga batalla contra el cáncer de páncreas», señaló, destacando que hasta el último momento permaneció «positivo».

Italia respondió conmocionada a la noticia del fallecimiento de uno de sus mejores embajadores. El primer ministro del país, Romano Prodi, remitió un telegrama a la familia de Pavarotti dándole un «último aplauso» de agradecimiento por haber llevado el nombre de Italia por todo el mundo. En su ciudad natal, Módena, un teatro homónimo del tenor recordará siempre a su habitante más internacional.

Sus colaboraciones con otros importantes artistas, no necesariamente operísticos, en Pavarotti y Amigos, o sus eventos caritativos , sirvieron al tenor para alejar en los últimos tiempos la imagen elitista del bel canto. A lo largo de su larga carrera como tenor, Pavarotti llenó los estadios de todo el mundo y ofreció incontables conciertos, entre los que cabe destacar el que tuvo lugar el 4 de julio de 1986 en la sala de la Asamblea del Pueblo de China ante 8.000 espectadores, donde ningún artista extranjero había sido tan bien acogido. En julio de 1991, Pavarotti ofreció un concierto en el Hyde Park de Londres ante unas 200.000 personas para celebrar sus treinta años en el mundo de la música, y en 1993, el Central Park de Nueva York recibió a cerca de 250.000, que se concentraron para admirar al divo.

Luciano Pavarotti, junto a Josep Carreras y Plácido Domingo, recorrió todo el planeta bajo el lema de Los tres tenores. El primer concierto que ofrecieron, dirigido por Zubin Metha, tuvo lugar el 7 de julio de 1990 en las históricas Termas de Caracalla de Roma, con motivo de la final del Mundial de Fútbol. El disco que surgió a partir del mismo ocupó los primeros puestos de las listas de éxitos de todo el mundo.

Carreras recordó a Pavarotti como «uno de tenores más importantes de los últimos tiempos», y como un hombre de «personalidad carismática, muy buen amigo y un gran jugador de póquer». Domingo, por su parte, destacó el «timbre especial» del fallecido, del que siempre había admirado su «gloriosa voz». «Será siempre recordado como una personalidad única en los anales de la música clásica», subrayó.

El director de orquesta Zubin Mehta aseguró que su «legado» no parará nunca, porque «el mundo entero seguirá escuchando su voz en cada canal de televisión o emisora de radio». Por su parte, el director Jesús López Cobos, partícipe de la gloriosa noche de Pavarotti en Berlín en la que el tenor se llevó una ovación de récord, una hora y siete minutos, aún recuerda con añoranza ese día. «Dirigí esa función en Berlín en 1988, hacía tiempo que Pavarotti no actuaba en esa ciudad y fue increíble, porque la ovación del final de la ópera duró más que todo el último acto», afirmó.

Por su parte, la soprano Montserrat Caballé afirmó que Pavarotti era más que «un colega, era un amigo». «Estaba contigo, estaba a tu lado siempre, en los momentos felices, en los momentos menos felices, y yo le recuerdo como un cantante único, yo que tenía cientos de interpretaciones y grabaciones con él», añadió.