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JOAN CABOT
En un entorno cargado de prejuicios, no todos injustificados, Els Pets llevan del tirón cinco álbumes de evolución constante que los ha llevado de ser la clásica banda de fiesta mayor a la consagración como grupo de rock de autor. En Com anar al cel i tornar (Dismedi, 07) vuelven a tener a Brad Jones a los mandos. El americano era la pieza que necesitaban para acabar de redondear la nueva orientación del grupo, ahora completada con los nuevos miembros de su banda de acompañamiento y colaboraciones como la de Raül Fernández (Refree). Si Agost (Dismedi, 04) era un disco de rock anglosajón clásico parido desde Constantí, ahora Els Pets añaden un toque mediterráneo a la mezcla, encontrando de paso el equilibrio entre ética y estética. Una plenitud que esta noche muestran en la verbenas de Felanitx, en el Parc Municipal Sa Torre.

«Éste es un disco más reflexivo», explica Lluís Gavaldà, cantante y guitarrista de la banda. «Ya no tenemos miedo a mostrar nuestras debilidades. Cuando tienes veinte años sólo quieres hablar de los momentos buenos, pero en este disco hay un poco de todo. Tiene momentos muy lúcidos y vitales, pero también habla». En Com anar al cel i tornar Els Pets ahondan en una manera de escribir letras que ya suponía uno de los mayores logros de su antecesor. Una mayor profundidad que encaja perfectamente con la ambición y madurez que han marcado el trabajo de estos últimos años. «Hay un nexo de unión. Un nuevo productor que nos entiende perfectamente y sabe lo que queremos, un grupo de colaboradores implicados y sobre todo la voluntad de que nos juzguen por la música y no por nuestra ideología. Veintidós años de carrera hacen que tengas las cosas más claras».

Ahora la crítica especializada está de su lado, algo inimaginable en los años del boom del rock en catalán. «Las buenas críticas no ayudan a vender discos. Basta mirar las listas de éxito, que están llenas de artistas despreciados por la crítica. Es una cuestión de satisfacción personal, especialmente porque hemos tenido que superar los prejuicios que había hacia nuestra música y lograr qu».

Y si bien su evolución supone un claro desmarque de los años de mayor impacto de bandas como Sopa de Cabra o Sau, Gavaldà resalta que no todo fue malo. «No toda la música del rock en catalán era tan mala como ahora dicen algunos. Había buena música entonces de la misma manera que ahora todavía la hay mala. No me creo a aquellos que tildan todo un movimiento de mediocre».

En cualquier caso, ellos ya tienen poco que ver con aquellos que cantaban eso de Tarragona m'esborrona. Se han convertido en una banda seria a la que hay que escuchar con detenimiento, un grupo de canciones, grandes canciones. «Encontrar el equilibrio en los conciertos entre el repertorio antiguo y el nuevo es un reto, pero la reacción del público es muy buena y eso que empezamos con la canción más triste del disco».

Y si les preguntas si con sus últimos trabajos se sienten realizados como artistas te contestan: «Sí, suena cursi, pero es así». Essta noche noche, los veteranos músicos actúan junto a Anegats, Gioconda y Dunnas Band.