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M. GARCIAS Motet para cuarenta voces (2001) de la artista canadiense Janet Cardiff se inaugura hoy a las 21.00 horas en la iglesia de Santo Domingo de Pollença. La comisaria de la muestra, Mercedes Vilardell, y el maestro de sonido de Cardiff, Titus Maderlechner, han sido los encargados de acondicionar el lugar. El técnico aseguró que Santo Domingo es uno de los espacios «donde mejor suena la audioinstalación por la reverberación de las paredes».

Vilardell conoció a Cardiff en la Bienal de Estambul en 1999. Tras años de amistad con la artista y reuniones con el equipo del Ayuntamiento de Pollença, la comisaria eligió finalmente exponer esta obra y no otra. «Hace cuatro años visité en Sao Paulo la pieza de Janet y fue tal mi emoción que rompí a llorar como una magdalena», declaró la comisaria.

La instalación consiste en cuarenta altavoces agrupados de cinco en cinco y circundando un espacio oval formado por los mismos. Cada altavoz emite una de las voces del coro de la catedral de Salisbury, que interpretan una pieza renacentista del compositor y organista Thomas Tallis (1514-1585), Spem in Alium.

La artista definió, hace años, esta obra como una «escultura sonora». La idea es envolver al espectador en una atmósfera auditiva. El audio, que comienza con conversaciones grabadas justo antes de la interpretación renacentista, dura 11 minutos. Las voces de los hombres y los niños del coro que interpretan la pieza no están agrupados por grupos vocales. Cardiff transmite en esta instalación una sensación de confusión que, tras comenzar el canto, se convierte en un enjambre de voces maravillosas.

Vilardell recomendó pasearse entre los altavoces durante la presentación de la instalación. «Es una pieza que se acerca por ella misma a la población, se oye desde la calle», aseguró. «Hay que dejarse llevar por las voces, pasearse de una a otra, aunque también ha habido lugares donde la gente ha llegado a tumbarse en el suelo, porque la pieza produce sensación de relajación», explicó Vilardell.

También hay que tener en cuenta que tradicionalmente el coro es homogéneo y se sitúa en un punto de la iglesia a través del cual dirige sus voces. Aquí, la forma oval crea un espacio arquitectónico, una atmósfera de sonidos. «Esta iglesia absorbe mucho el sonido por el material con el que está construida, el marés», explicó Vilardell.

Cardiff, que revolucionó el media art en la década de los noventa con sus Paseos Sonoros, ha creado en Motet para cuarenta voces un subgénero de las performances. La artista ha invertido los roles introduciendo al espectador en la propia obra. Ahora, los que realizan la performance son el coro y el espectador.

La muestra ha sido organizada por el Ajuntament de Pollença y permanecerá abierta al público hasta el 23 de septiembre. La Obra Social Fundació La Caixa colabora con la publicación del catálogo. Cardiff toma el relevo este año a Bill Viola, que expuso en 2006 en el mismo espacio.