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ANDRÉS CASTAÑO

Jordi Herrera empezó a gestar hace dos años, cuando vivía en Londres, un proyecto paralelo a su banda Satellites. The Marzipan Man, «el hombre mazapán», surgió como un proyecto que camina entre lo narrativo y lo musical, donde se juntan el folk y la inspiración de las bandas sonoras, en un universo mágico. Después de presentar el disco en Londres, Madrid, Barcelona, Manchester, París, Bruselas y Gante, finaliza esta noche su gira primaveral en la intimidad del Café Lisboa.

«El hombre de mazapán se presentó él mismo, tenía un trozo de melodía, con acordes muy raros, y esta frase me vino enterita: 'El huracán llegó a las tierras bajas, donde vive el hombre de mazapán, que es frágil como un niño y le encantan los bosques fríos y húmedos, donde la realidad se encuentra con el sueño'», comenta Jordi Herrera.

El hombre mazapán representa «un espíritu pagano, un espíritu subterráneo antiguo y sabio, aunque el marzipan man es lo que cada uno quiere que sea», asevera. Musicalmente podría inscribirse de forma accidental con el nuevo folk, aunque reconoce que «sólo es una coincidencia y un cierto interés por parte de la industria discográfica en fijarse ahora en esta tipo de música que siempre ha estado allí. Me he fijado más en música de bandas sonoras».

Su álbum de debut, The Marzipan Man Stories, fue grabado en los estudio de Gordon Raphael, productor de grupos como The Strokes, en Londres. Lo edita el sello mallorquín Primeros Pasitos y salió a la venta el pasado 7 de mayo.

En sus letras perfila las más diversas historias que rodean al hombre mazapán, que tienen un carácter mágico. «Siempre me ha gustado el concepto de que la vida es un sueño, me gusta mezclar ficción y autobiografía», confiesa.