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C. DOMÈNEC|BARCELONA

Con 16 años estudió en el Conservatorio de Música de Palma con la profesora Joana Llabrés, quien «me impulsó a ir a Barcelona, al Conservatorio del Liceu, con la profesora y soprano Enriqueta Tarrés». Al finalizar el grado medio, obtuvo una beca durante dos años para el grado superior. El pasado año consiguió el premio Primer Palau, que «me permitió cantar en el Palau de la Música Catalana con la Orquestra Nacional de Cambra de Andorra». La cantante comentó que «me gustaría, como fin de carrera de los estudios, ir a Alemania o Suiza ya que el nivel es muy alto, y para aprender mejor otros idiomas como el italiano y el alemán, que es algo muy importante para una cantante, ya que el gran repertorio es en alemán, francés e italiano y se necesita comprender lo que se canta». La mallorquina se definió como soprano lírica y declaró que se siente mejor con «el lied, la ópera y la zarzuela, sin descartar el oratorio, aunque se han de trabajar todos los géneros ya que todos te ayudan a ser mejor cantante». Además, recordó que «la voz evoluciona con la edad y nunca sabes qué repertorio harás en el futuro».

La soprano mallorquina Arantxa Calvo obtuvo en Zaragoza una de las becas Montserrat Caballé-Bernabé Martí, dotada con 3.000 euros, para estudios y perfeccionamiento de canto. La prueba final tuvo lugar el pasado mayo en el Patio de la Infanta de Ibercaja, entidad que patrocina los galardones. Arantxa Calvo interpretó Zueignung, de Richard Strauss; La canción de la luna, de Antoni Dvorak y La Louise Depuis le jour, de Gustave Charpentier.

«El jurado decidió ampliar el presupuesto y premiar a los seis finalistas del certamen, no había pasado nunca», dijo la joven soprano, quien calificó lo sucedido de muy importante. «Es una especie de sueño haber conocido a Montserrat Caballé y tener una beca de estudios con su nombre», precisó Calvo. «Al empezar la actuación fue impactante ver que Montserrat Caballé estaba sentada escuchándome, nunca pensé que algo así podía ocurrir», recordó. «No me puse nerviosa en Zaragoza, quizás porque lo llevaba todo muy bien estudiado y, además, el autocontrol y la tranquilidad es algo que vas aprendido día a día».

Arantxa Calvo empezó a cantar en el coro del Teatre Principal bajo la dirección de Francesc Bonnín. Con 13 años obtuvo, tras una prueba de voz, uno de los papeles para el terceto de niños de La Flauta Mágica de Mozart. «Me empecé a plantear la posibilidad de asistir a clases de canto».