Mari Paz Cachero recibe una litografía de Juli Ramis en presencia de las autoridades y el presidente de es Baluard, Pere A. Serra. Foto: TERESA AYUGA

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La barcelonesa Mari Paz Cachero se convirtió ayer en la visitante 500.000 de Es Baluard, al que acudió acompañada por sus dos hijas, Eva e Inma Rodríguez. En previsión de que el museo iba a alcanzar ayer esta cifra, se organizó un breve acto en el que los miembros de la Comisión Ejecutiva de Es Baluard, acompañados de las primeras autoridades, entregaron diversos obsequios a la visitante.

La cita contó con la presencia de Jaume Matas, presidente del Govern; Maria Antònia Munar, presidenta del Consell; Catalina Cirer, alcaldesa de Palma; Pere A. Serra, presidente de la Fundació Es Baluard; Francesc Fiol, conseller de Cultura del Govern; Raimundo Alabern, gerente del Ibatur; Dolça Mulet, consellera de Cultura del Consell; Rogelio Araújo, regidor de Cultura de Cort; el senador Joan Fageda y la parlamentaria Carme Feliu. Todos hicieron entrega de regalos a Mari Paz Cachero, que recibió un ramo de flores, una litografía de Juli Ramis, un catálogo de Mati Klarwein, un libro del Consell de Mallorca, un libro de la obra de Miquel Barceló y un escudo de bronce del Ajuntament de Palma.

La visitante 500.000 de Es Baluard manifestó a todos los asistentes su gratitud y dijo: «Este día será un recuerdo muy grato en mi vida». Cachero se encontraba pasando una semana de descanso en Palma junto a sus hijas, Eva e Inma. Esta última suele trasladarse mensualmente a la Isla por motivos laborales y, en esta ocasión, había venido acompañada. Las tres catalanas explicaron que habían conocido la existencia del museo el día de su inauguración, a través de la televisión. Además, Inma había oído hablar muy bien de Es Baluard en sus anteriores visitas a la Isla y «tenía muchas ganas de visitarlo». A la joven le gustó especialmente la instalación de Ferran Aguiló que se pueden ver en las terrazas y que a todo el mundo llama la atención. A su madre le sorprendió la exposición «Amidament de Joan Coromines», de Perejaume, y prometió volver hoy «para poder asimilarla más».