Margaluz posaba así de sonriente en 1998.

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La actriz, cantante y bailarina Margalida Llobera Llompart, conocida artísticamente como Margaluz, falleció anteayer en su domicilio de Palma de una larga enfermedad. Margaluz, viuda del periodista Pablo Llull, que había sido director del diario «Baleares», era madre de dos hijas, Sandra y Paula, que la acompañaban en el momento del deceso. Su cuerpo será incinerado hoy en Son Valentí en la más estricta intimidad.

Si hubo un personaje polifacético en el mundo del espectáculo mallorquín esa fue Margaluz, una artista versátil que, tras estudiar la carrera de Danza y Música en el Conservatorio de Buenos Aires, a donde sus padres habían emigrado cuando ella era muy pequeña, comenzó sus pasos artísticos en el hotel que su familia adquirió en Peguera al regreso de Argentina, cuando ella era una quinceañera. Su salto al mundo del espectáculo se inició en Tito's como solista de baile español de la mano de Catalina Vicens, su primer mánager, cuando contaba 17 años. De gran belleza y simpatía, en 1961 consiguió el título de Miss Baleares.

Fue en el teatro, a partir de 1967, donde desarrolló su talento con una larga carrera que comenzó en la compañía de Xesc Forteza, con quien trabajó durante 25 años como primera actriz interpretando innumerables comedias: «Ninette i un señor de Mallorca», «Sopar per a dos», «Sinfonía en negre», «Orquestrina de señorettes», «Majòrica 81», entre otras. Pere Noguera la dirigió en 1991 en «El marquès de sa Rabassa», de Pere Capellà, y Antoni Mª Thomàs destapó su vena más dramática en «Espectacle Fo» (1998), sobre textos de Dario Fo i Franca Rame o «Ses Presidentes» (2000), de Werner Schawb, montajes con los que viajó a las ferias de teatro de Tárrega y Manacor. En televisión participó en series para TV3: «Crims» y «Temps de silenci», y en «L'amo de son Quint», de IB3. Su paso por el cine quedó registrado, entre otras, en cintas como «Búsqueme a esa chica», de Miguel Llull; «Un trono para Christi», de Luis César Amadori o «El amor que te di», de Tulio Demicheli.

A Margaluz muchos la recordarán también como la voz de Els Valldemossa desde los inicios de los sesenta, y durante varios años, con quienes trabajó en los tiempos de la mítica sala Tagomago en un show «arrevistado», como recordaba ayer Tomeu Estarás, en el que también participaba Xesc Forteza. Con Els Valdemossa, con los que permaneció hasta los setenta, grabó siete discos y consiguió la medalla de bronce por la canción «Fiesta» en el Festival Pre-Eurovisión. De su faceta de cantante solista quedan cinco discos, su paso por distintas cadenas de televisión europeas, su elección para representar a TVE en los certámenes La Goelette d'Or y en La Coupe d'Europe de la Chanson, ambos en Bélgica, obteniendo en el segundo la medalla de bronce.

En 1992, en una entrevista en este diario cuando se le entregó el Siurel de Plata de Ultima Hora, Margaluz contó que su sueño de niña había sido ser «primerísima bailarina clásica, pero pronto tuve que quitarmelo de la cabeza porque no reunía las cualidades físicas para seguir adelante». Fue cuando se decidió por el clásico español y el moderno, estilos con los que, por ejemplo, acompañó a Caracolillo en una gira por toda España y como solista recorrió escenarios y platós de televisión de Barcelona, Londres, París, Italia o Suiza.

Uno de sus últimos actos en el ámbito de la cultura, como recordaba ayer el concejal de Cort Rogelio Araújo, fue el de poner su voz al documental de la artista Eva Choung-Fux sobre el holocausto judío que se proyecta en Es Baluard.

El mundo del espectáculo lamentaba ayer su desaparición y la recordaba como una profesional polifacética y una persona encantadora que sufrió su enfermedad con la mayor discreción.