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NICO BRUTTI

La fiesta que vivió Felanitx el martes por la noche será de esas realmente inolvidables. Y todo gracias a un músico nacido y criado en una favela de Salvador de Bahía, más precisamente en el barrio Candeal de la capital norteña. Estamos hablando, claro, de Carlinhos Brown, el increíble percusionista que definitivamente ha conquistado España a fuerza de ritmos afro-brasileños, samba, jazz, funk y batucada.

Y el Parc de Sa Torre de Felanitx no fue la excepción. Las más de siete mil personas que se congregaron para admirar, gozar, divertirse, bailar y escuchar al líder de Timbalada se fueron después de tres horas, felices. No estúpidamente felices, sino responsablemente felices y contentos.

El concierto en sí se basó principalmente en lo que Carlinhos Brown es como representante musical: ética y socialmente comprometido a favor del desarme, propugnador de condiciones dignas para la gente que padece desigualdades económicas, sociales y culturales, contra la violencia de género o la guerra. Complementa esa postura frente a la vida con su música alegre, divertida, desinhibidora, efervescente, descontracturante y caliente, desde lo sexual a lo sensual, de lo gestual a lo dicho.