Las pinturas de la bóveda se descolgarán y serán restauradas.

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Un cartel que anuncia el inicio de las esperadas, por retrasadas, obras de remodelación del Teatre Principal de Palma fue colgado ayer de la fachada del edificio ante la atenta mirada de la consellera de Cultura del Consell, Dolça Mulet, que acudió a presentar la hora 'D' de los trabajos de restauración y acondicionamiento acompañada por otros cargos de la institución, del teatro y el arquitecto autor del proyecto. Dolça Mulet manifestó su satisfacción y dijo que el tiempo previsto de trabajo antes de la reapertura será de dos años, obras que llevarán a cabo las empresas Dragados y Melchor Mascaró a través de una Unión Temporal de Empresas (UTE), que cuantificó el coste de las mismas en 14.485.535 euros. Felipe Delgado, arquitecto del Ministerio de Cultura, explicó ayer que con la remodelación se recuperará el aspecto del teatro primigenio, inaugurado en 1860, anterior a la reforma de 1932.

Restauración de los elementos históricos, como las pinturas al temple sobre tela que adornan la cúpula, y recuperación de la fisonomía antigua, basándose en planos y fotos de la época, son algunos de los objetivos, aunque también lo son la adecuación a la normativa actual de seguridad, la introducción de la tecnología y la maquinaria moderna o mejorar la comodidad de los espectadores, apuntó el arquitecto. Quien en su respeto por el pasado del teatro ha diseñado en el ahora desván una sala de ensayos con un pequeño escenario donde se ubicarán elementos de la maquinaria actual, de madera, para «no perder este material patrimonial». En esta zona se podrán representar obras de pequeño formato.

En del escenario actual se ganará en altura, pasando de 14 a 25 metros. Esto implicará una ampliación volumétrica en el exterior con forma de cubo «y no a dos aguas como ahora». El escenario se podrá ampliar mediante cinco plataformas, en caso de necesidad, hacia el patio de butacas, algo en lo que será pionero, y el foso de la orquesta también llevará un elemento móvil que permitirá subir en altura. Con un aforo de 1.050 plazas frente a las 1.185 que tenía antes del cierre, se ganará en comodidad para el público. Los 'gallineros', que llegaron al Principal al mismo tiempo que el cine, también desaparecerán para reconstruir la forma circular original de los distintos pisos, cortada cuando se colocaron las butacas de esta parte superior del aforo. Camerinos, baños y ascensores se modernizan y amplían y los primeros aumentan en número. Las fachadas del edificio se someterán a una limpieza y se cambiará la carpintería y vidriería de los ventanales. Delgado puso mucho hincapié en el proceso de restauración de las pinturas de la bóveda, que hará una empresa denominada Àgora con «restauradores mallorquines». Será por este lugar por donde comience las obras, ya que las telas deberán ser despegadas del techo, así como por los camerinos y el escenario, iniciando la cuenta atrás para un teatro público cerrado desde 2001.