La biblioteca tiene capacidad para una docena de lectores. Foto: MIQUEL ANGEL CAÑELLAS

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ANA BELÉN LLOPIS

Han transcurrido algunos meses desde que el pasado otoño la biblioteca municipal del Mercat de l'Olivar abriera de nuevo sus puertas al público. Aunque eso sí, con algunas novedades, como su traslado al primer piso de dicho mercado. Durante su primera etapa, que abarcó desde 1990 hasta 2002, este espacio cultural estuvo ubicado en la planta baja del emblemático mercado, pero posteriormente cerró sus puertas y permaneció inactivo durante un período de dos años. Ahora, los libros han regresado y se codean con las hortalizas, las verduras y la fruta. La biblioteca ha regresado a la normalidad y presta de nuevo sus servicios a todos los lectores. De lunes a viernes permanece abierta de 08.00 horas a 14.00 horas, y los sábados de 09.00 horas a 13.00 horas. «Lo más habitual son las consultas telefónicas de personas que quieren informarse sobre dónde localizar algún ejemplar y sobre el préstamo de libros. Cada vez se hacen más reservas por teléfono e Internet», comenta Montserrat Serrats, auxiliar de la biblioteca, al frente de la misma desde sus inicios.

El remodelado centro, que en esta segunda etapa cuenta con algo más de doscientos nuevos socios, es tranquilo y acogedor, aunque su capacidad es limitada y sólo puede albergar a unos doce usuarios. «Vengo aquí porque en otras bibliotecas hay tanta gente que a veces me siento agobiada. Aquí hago los deberes y estudio para los exámenes. Descubrí este sitio por casualidad, porque no está muy indicado, y desde entonces vengo una vez por semana», señala María Rodríguez. Su fondo, a pesar de ser reducido por cuestiones de espacio, está compuesto por libros de materias generales, novelas, diccionarios, ejemplares especializados y novedades editoriales como «Àngeles y demonios», de Dan Brown, o «El anillo», de Jorge Molist. También es frecuente encontrar en ella a muchos lectores de periódicos y revistas, que acuden prácticamente a diario para estar informados de lo que sucede a su alrededor, como Pedro Juan Coll. «Desde que ha cambiado de ubicación, la biblioteca se ve menos, me gustaba más cuando estaba abajo». José Miguel Sánchez es socio y piensa que «toca todos los temas pero, al ser pequeña, hay poco material. Normalmente hago lecturas temáticas, sobre todo consulto cuestiones históricas y de temas de derecho».

Otras personas, como Roberto Valbuena del Río, consideran que «hay una buena variedad, es muy diferente al resto de bibliotecas y, aunque es pequeña, la ubicación está bien, porque incluso quien acude al mercado a hacer la compra puede acercarse aquí a buscar algún libro». Jaume de Riba acude a leer la prensa local casi a diario y considera que «no está bien indicada, la encontré porque me lo comentó algún bibliotecario y el que busca encuentra. Pero que esté dentro del mercado me parece óptimo porque hago la compra y, a la vez, puedo culturizarme». Pero no todo es lectura, puesto que también disponen de clásicos de la música y películas en DVD, y pese a no tener un amplio abanico de títulos, en breve nuevas adquisiciones engrosarán su colección.