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¿Qué influye más, la música en las artes plásticas o éstas en la música? José Antonio Orts lleva años haciéndose estas preguntas. No ha encontrado todavía la respuesta pero sí ha iniciado un camino propio de investigación fruto del cual han nacido piezas donde la música es fundamental para su comprensión, pero también partituras donde los elementos visuales son imprescindibles y donde la luz activa determinados sonidos. El próximo 16 de septiembre, Orts presenta estos «Espais sensibles» en el Centre de Cultura Sa Nostra.

Los espectadores podrán ver en la Sala Gran cinco grandes piezas del artista, una para cada sala. Orts estuvo ayer en Palma para mirar el espacio y empezar a planificar los recorridos por sus instalaciones, «unos recorridos que necesitan siempre de la complicidad del espectador». Y de alguna cosa más. Porque el valenciano ha desarrollado un arte donde el público no puede ser pasivo, «forma parte de la pieza, porque su energía, sus movimientos en el interior, activan determinados mecanismos de la obra que sólo él puede activar».

De hecho, aunque en muchos casos sean definidas como esculturas, sus creaciones son, en realidad, una combinación donde el tiempo, el espacio, el volumen, el sonido y el movimiento se unen en un solo hecho estético. «De todas maneras, está bien definirlas como esculturas porque es lo que son, pero no en el sentido clásico». Este juego, explicó el artista, es lo que hace que los espectadores visiten su obra como mínimo más de una vez con el fin de obtener sensaciones diferentes «y, quizás, diferentes interpretaciones de las piezas que también pueden llegar a ser diferentes». Todo depende del espectador.