Javier Aramburu (derecha) y voluntarios de la excavación, junto a la puerta de ses Païsses. Foto: S.V.

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S.VENEGAS/M.DÍAZ

Los arqueólogos que excavan en el poblado talayótico de Ses Païsses (Artà) han documentado su nivel de destrucción por los romanos tras la conquista del mismo en el año 123 antes de Cristo. Al mismo tiempo investigan el modo de vida de sus habitantes, para lo que son fundamentales los hallazgos que se van sucediendo. Entre ellos, varios molinos de mano del siglo II antes de Cristo, una vasija perforada utilizada como quesera y los picos de piedra con que se tallaban las grandes piedras con las que se construía la muralla del poblado. «Anteriormente habíamos encontrado fragmentos, pero la pieza actual esta mejor conservada», comenta sobre la quesera el arqueólogo Javier Aramburu, codirector de la excavación junto al catalán Jordi Hernández. Tras cuatro años sin excavar en el yacimiento por falta de ayudas, el equipo ha vuelto a retomar el trabajo. Durante este tiempo se ha dedicado al análisis e investigación de los materiales hallados en anteriores campañas.

Respecto a la conquista romana del poblado, Aramburu explica que cuando sucedió los grandes muros quedaron destruidos y las habitaciones tal como las dejaron los pobladores, con los objetos abandonados in situ. Analizando el modo de vida de sus habitantes concluyen que hasta la llegada de Roma vivían «pacíficamente dedicados a la agricultura de cereales y a la ganadería de ovejas, cerdos y vacas», un estilo de vida que quedó arrasado por el incendio y la destrucción. El clima, añade, era más frío y húmedo que el actual.

Ànforas de distintas épocas (talayótica y romana), clavos de bronce y hebillas que formaron parte de broches son otros elementos que han aparecido. Aramburu añadió que «aún quedan por excavar niveles muy interesantes». En las habitaciones se han encontrado, de momento, tres niveles de ocupación: el de época romana, el último, que va del siglo I antes de Cristo hasta el año cincuenta de nuestra era. El anterior a la conquista, del siglo II antes de Cristo, y el del siglo V a.C., que fue un momento de auge talayótico. «El poblado acogía a más de 300 personas y tiene una superficie de una hectárea, de la que nosotros sólo hemos excavado el cinco por ciento. Ses Païsses es un yacimiento con un gran potencial al que se le puede extraer mucho jugo si la Administración Pública nos ofrece ayuda económica». La actual campaña de excavación empezó el día 12 de este mes y concluirá el próximo día 30. Los trece voluntarios que trabajan en ella son de Barcelona, Mallorca y otros países europeos y tienen entre 20 y 25 años. Este año han colaborado económicamente los hosteleros de Canyamel, que ven en la recuperación de Ses Païsses un atractivo turístico, y el Ajuntament de Artà.

El proyecto se puso en marcha en 1999 por iniciativa de Javier Aramburu, avalado por profesores de la Universitat de Barcelona. Las excavaciones del italiano Lilliu, en los años 50 y 60, recuperaron una de las parte más visitadas de Ses Païsses, el talayot central del poblado, que tiene diversas habitaciones adosadas. El talayot comparte la fama con la puerta trilítica monumental que da acceso al poblado. Aramburu y su equipo han excavado «la parte trasera de la puerta y de la muralla de la que forma parte, que tiene cuatro metros de ancho. En una de las esquinas tenemos dos metros de estratigrafía, desde la primera muralla hasta el presente, algo poco frecuente». Ses Païsses necesitaría una intervención arqueológica de tres meses seguidos al año, dice el arqueólogo.