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«Siempre produce cierta emoción ver, fuera del taller y en una sala, los cuadros de mi padre». Para Rodrigo Muñoz, hijo del pintor Julio Muñoz , este hecho significa que «la obra sigue dialogando con el público». En esta ocasión, la sala es el Museu d'Art Espanyol Contemporani Fundación Juan March y, la muestra, «Lucio Muñoz Íntimo», una muestra en la que se recupera la figura del artista mediante el mediano y pequeño formato.

El montaje permite ver la evolución de Lucio Muñoz, desde sus inicios hasta un año antes de su muerte. La intención de la exposición siempre fue buscar «la esencia de Muñoz» a través del pequeño formato, dejando de lado sus cuadros más grandes y, también, más característicos. «El pintor siempre se mantuvo alejado de la idea de belleza y buscó la verdad, que plasmó en los grandes lienzos», según Javier Gomá, director de la Fundación Juan March. Por eso, centrarse en lo pequeños, suponía «un reto» que, al final, ha descubierto a «un Lucio Muñoz bañado en luz pero con el mismo espíritu que sus obras más conocidas».

«Lucio Muñoz hablaba cuando pintaba, se expresaba mejor con la madera que con la palabra», afirmó el hijo del pintor. Y, en Palma, «el conjunto respira el aire sutil de la música de cámara frente a las obras sinfónicas». Es «como una 'delicatessen'». «Mi padre se enfrentó poco al pequeño formato porque luchaba contra el preciosismo y se autocensuraba». Su «pelea con el cuadro» sólo implicaba «la búsqueda de un lenguaje personal». Después, al final de su vida, se relajó y se acercó, más, a los pequeños cuadros.