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Fany Marí sube al escenario del auditorio del Conservatori y empieza a cantar. Tiene que interpretar dos piezas: un aria de la opereta «Orphée aux enfers» de Offenbach y un tema de libre elección. No se muestra nerviosa a pesar de estar en un casting y de tener enfrente a uno de los directores más polémicos del momento: Calixto Bieito. Bieito y su equipo buscan en Palma cinco actores para la próxima coproducción del Govern, de la Fundació Teatre Principal, el Gran Teatre del Liceu y del Teatre Romea de Barcelona, una revisitación a la opereta «Orfeu als inferns». Durante la tarde de ayer y todo el día de hoy se realizarán audiciones en el conservatorio de Palma.

«No queremos un perfil de musical americano, buscamos el contraste», aseguró Bieito. Los actores deben ser, por ello, «abiertos, que sepan trabajar como si lo hicieran en un cabaret y, también, que conozcan a los clásicos y a los autores contemporáneos». «Que puedan combinar diferentes ejercicios y escuelas, que sepan trabajar con el público y con el compañero». Buenos cantantes y actores o actores con una voz de lo más normal. «En una ópera no se debe renunciar a la parte interpretativa».

«De la ópera me gusta la música, el poder juntarla con las imágenes». El resultado: «Un espectáculo y una ficción total». Siempre se trata de clásicos, clásicos que se desmontan de los pies a la cabeza. «Un buen montaje debe provocar las emociones del público». Ésa es la función del teatro y de la ópera porque «son espectáculos vivos». No se considera un provocador, sólo un revisitador. «Durante siglos, los clásicos han perpetuado clichés que se han repetido como algo aceptado». De ahí que, su intención, sea romper con todo.

«Quiero que el espectador vaya a ver un clásico y tenga el privilegio de presenciar un estreno». Busca, en el fondo, plasmar lo que su autor en realidad quería. Los temas abiertos y universales de los clásicos ayudan a que «el público se identifique» y, para lograrlo, hay que ambientarlo en el presente. «Mi teatro es comprometido con el tiempo que vivo, es el espejo del mundo, un universo efímero». Una manera de crear que busca un camino claro: «Intento hacer el teatro que me gusta y que, a su vez, guste al espectador». Un camino que significa una «implicación emocional» con lo que se está haciendo.