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JOANA NICOLAU. «Si la cultura no imagina futuro las políticas no lo construirán». Éste es un de los puntos de partida del Forum Universal de las Culturas, Barcelona 2004. Un macro acontecimiento que ayer explicó su vicepresidente, Ferran Mascarell, en el marco del ciclo Futurisme. Cinco millones de personas, cien mil congresistas, 24 grandes exposiciones, debates, congresos y, a grandes rasgos, acabar la estructuración urbana de Barcelona, son las cifras previstas por éste «nuevo invento».

Mascarell expuso como objetivo de este encuentro la definición de uno «nuevo pacto de convivencia entre los pueblos de todo el mundo». «La declaración de Barcelona buscará pautar las ideas y valores principales de un nuevo pacto cívico». «Desde la revolución francesa vivimos de las ideas de Rousseau y hace falta reinventar nuevas para mejorar».

También explicó que «a medida que se ha ido entrado en el siglo XXI se han hecho patentes una serie de problemas que sólo pueden tener su solución desde la cultura, entendida no sólo en las artes, sino fundamentalmente en los valores, la voluntad de progresar y de convivir manteniendo la identidad en un mundo muy profundamente interrelacionado». De aquí la importancia del hecho cultural. «La cultura tiene que estar en el centro de la construcción del espacio urbano».