Mapa de 1726 y maqueta de sa Llonja, recién restaurada, del Ministerio de Defensa. Foto: JOAN TORRES

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En el verano de 1902, en agosto, Palma fue una fiesta. Autoridades y ciudadanos celebraban, con escasas voces discordantes, el derribo de la muralla renacentista, iniciada en el XVI, de la que hace unas meses fue hallado un lienzo en Via Roma. Ahora, el Ajuntament recordará aquella fecha con varias exposiciones, actividades para escolares, conferencias, publicaciones y recorridos por lo que queda de la «murada», que ha organizado la regiduría de Cultura en colaboración con la de Urbanisme. Hoy se inaugura en ses Voltes la muestra «Palma a través de la cartografía (1.596 - 1902)».

El coronel de Artillería Joan Tous Meliá comisaría una muestra que es fruto de un trabajo de investigación de años en archivos españoles, europeos y estadounidenses. La exposición exhibe una amplia colección de cartografía, algunos óleos relativos a la historia local, materiales de topografía o la piqueta empleada por Maria Weyler para derribar la primera piedra del recinto fortificado en 1902.

En nombre del progreso y la salubridad se destruyeron las murallas, un hecho que no ocurrió en otras ciudades fortificadas españolas o europeas, comentó el coronel Tous, quien añadió que entonces no se hizo un «análisis serio de que fueron ellas las que evitaron que la ciudad acabara siendo atacada, presa de los piratas como sucedió en otros lugares de Mallorca». Los intereses inmobiliarios también estuvieron presentes entonces.

En la exposición se podrán ver 91 planos relacionados con la muralla y 46 sobre la ciudad. De los primeros, 35 son generales y el resto vistas extraídas de óleos o libros. La cámara de Daguerre captó una imagen ciudadana que también estará, así como otra hecha por el fotógrafo de la reina Isabel II en su viaje a Mallorca. La memoria histórica queda reflejada en ses Voltes mediante cartografía del XVI, XVII, XVIII y XIX. El recorrido se ha dividido en dos partes, «La plaça forta» y «La Ciutat».