Las almenas originales están bajo las que sobresalen, que son un añadido.

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El edificio del Temple, del siglo XII, cuyo nombre histórico es el de Torres d'en Gumara, alberga un arco islámico y las almenas de las torres de la misma época, es decir, elementos de la construcción original de la fortaleza. Estos vestigios han aparecido en la excavación que lleva a cabo la propiedad del inmueble por mandato de la Comisión de Patrimonio Histórico del CIM. Fernando Palazuelo proyecta construir nueve «viviendas singulares» y el estudio que dirige la arqueóloga Francisca Torres es preceptivo. Los restos islámicos encontrados son muy importantes por su escasez en Palma.

La intención de Palazuelo ha generado polémica en sectores interesados por la protección del patrimonio, porque, según la ficha del catálogo municipal, el cuerpo central del conjunto debe ser eliminado por tratarse de un añadido del siglo XIX y XX. De momento, tras la excavación en curso, queda demostrado que parte de este cuerpo es de época original y que otra parte fue añadiéndose. De hecho, bajo los andamios se pueden ver ladrillos. En el interior del segundo piso, y tras el repicado de las paredes, ha surgido claramente un arco islámico formado por pequeñas dovelas características de la época, aunque le falta el arranque del mismo que daba la forma de herradura.

Palazuelo se mostraba ayer muy satisfecho con el hallazgo. «Estoy muy contento de tener un edificio islámico» comentó, mientras criticaba la opinión que apoya que el cuerpo central debería ser derribado. «Los grabados del Arxiduc ponen de manifiesto para cualquiera que consulte esta documentación que las crujías intermedias entre las dos torres existían ya a principios de siglo XIX, deduciendo por alguno de los dibujos que ya se encontraban habitadas.

El grabado que realiza Antoni Garau en el año 1644 sobre la ciudad de Palma, donde aparecen las torres, vuelve a demostrar que también a principios del siglo XVII las crujías intermedias entre los dos cuerpos laterales estaban ya completamente edificadas», apunta el constructor. Mientras se llega al final de la excavación y estudio arqueológico, determinante a la hora de que el CIM tome decisiones sobre el futuro del Temple, Miquel Barceló, jefe del área de Patrimonio Histórico, llama a la prudencia antes de emitir un juicio.