Acto de presentación de la muestra. Foto: JOAN TORRES

TW
0

El arquitecto Josep Maria Jujol (1879-1949) fue uno de los colaboradores más importantes de Antoni Gaudí y uno de los artistas que abrieron la arquitectura a la modernidad. Ahora, la Fundació la Caixa presenta la exposición «Jujol, dissenyador», en la que muestra la faceta no tanto de arquitecto como de creador de muebles, objetos litúrgicos o elementos de uso cotidiano. La muestra se inaugura hoy, a las 20.00 horas, y permanecerá abierta hasta el 10 de noviembre.

Jujol fue uno de los arquitectos que colaboró con Antoni Gaudí en la reforma de la Catedral de Palma, impulsada por el Bisbe Campins. Aunque es difícil delimitar cuáles son todas las creaciones de Jujol, se le atribuyen los trabajos de cerámica, las sillas del coro y la reforma de algunas de las ventanas para dar una sensación visual de mayor apertura. Su colaboración con Gaudí durante los trabajos que realizó en Palma se pueden sintetizar, según palabras de la directora del Museu d'Art Modern de Catalunya (MAMC), Cristina Mendoza, que presentó la exposición, en una frase que habitualmente utilizaba Gaudí: «Faci, faci, senyor Jujol, que el que faci estarà ben fet».

La exposición que se muestra en Palma no profundiza en el trabajo que realizaron en la Catedral de Palma y sólo muestra un dibujo preparatorio del baldaquino, que es la primera vez que se expone. Pese a ello, recogen seis ámbitos que permiten hacer un recorrido por el trabajo como diseñador de este artista. «Jujol, dissenyador», la primera gran exposición antológica que se dedica a este ámbito, está formada por un centenar de piezas, la mayoría del período que va entre 1906 y 1926, su mejor momento creativo pese a que no obvia otras épocas.

El primer ámbito es el que recoge sus inicios y sus colaboraciones con Gaudí, un trabajo que se tradujo en una admiración mutua y que influirá mucho en la trayectoria de Jujol. Otro ámbito hace referencia a su trabajo con forjado y un tercero a su relación con Pere Mañach, que se convirtió en buen amigo y cliente. Pese a ello, Cristina Mendoza quiso dejar claro que «si bien Gaudí tuvo clientes poderosos y ricos, como Güell, Jujol se rodeó de pequeños comerciantes y payeses de Tarragona».