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El día en que murió Vicenç Cuyàs (Palma, 1816-1839) se representaba en Barcelona la última función de su ópera «La Fattucchiera». Era la semana de estreno. Las crónicas de la época dicen que la defunción del músico fue a las 22.00 horas, cuando en el teatro de la Santa Creu se cantaba una de las arias más populares de la obra. Aunque se desconoce si esto último es cierto o no, de lo que no hay duda es que estos hechos pueden calificarse de «románticos», en el sentido dieciochesco del término. 162 años después, el Teatre del Liceu rescata «La Fattucchiera» para ofrecerla los próximos días 26 y 28 en versión concierto «porque nuestra política es programar obras de los Països Catalans», comentan desde el teatro.

Pere Estelrich, experto en música y promotor de espectáculos, uno de los coautores del diccionario «Compositors de les Illes Balears», donde se recogen datos sobre el compositor, explicó que Cuyàs «es uno de los personajes mallorquines del siglo XIX, todo el mundo cree que si no hubiera muerto tan joven hubiera sido uno de los grandes». Y apuntó que si las instituciones isleñas se interesan, él ya ha hecho los contactos con el Liceu para que la obra también pueda escucharse en Balears. «Por el Liceu no habría ningún problema», apunta. De Cuyàs, que al igual que otros músicos mallorquines desarrolló su carrera fuera de la Isla, en Cataluña, se llegó a decir que estaba destinado a ser el Bellini catalán.

La ópera no se volvió a representar desde su muerte y, en esta ocasión, será dirigida por Josep Pons, titular de la Sinfónica de Granada, ligado a los coros y orquesta del teatro del Liceu, que intervendrán junto a los solistas Carlos Chausson, que actuó en varias ocasiones en la temporada de ópera de Palma; Ofelia Sala; José Sempere; Sabrina de Rose; Javier Franco y Monserrat Benet. El musicólogo Francesc Cortés ha sido el encargado de hacer la edición crítica de la partitura con motivo de este estreno.

No existen muchos datos sobre Cuyàs por lo que se refiere a su música, aunque se han documentado óperas, sinfonías y otras piezas. No obstante, la prensa recogió abundantes noticias sobre el estreno de «La Fattucchiera» y del «fulgurante éxito conseguido por el joven compositor» de origen catalán, pero nacido en Mallorca, donde sus padres se habían refugiado de la Guerra de la Independencia. Todo en su vida apunta al prototipo de creador romántico: joven artista de prometedor futuro, que muere joven por lo que disfruta de un triunfo fugaz, como comenta Francesc Cortés en un amplio análisis de su vida y obra. Al igual que su vida, esta ópera es también eminentemente romántica, comenta Pere Estelrich, «al estilo de la época».