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Guillem Nadal no quiere adelantar datos sobre la instalación con la que se abrirá la capilla del centro cultural de La Misericòrdia, aunque algo sí comenta. El artista, que trabaja duro en su taller de Son Servera, tiene por delante una temporada intensa con otros proyectos, exposiciones en Austria, Alemania y Madrid.

Fue la poesía del fallecido Damià Huguet la que inspiró un trabajo que Guillem Nadal llevará a finales de año a la capilla de La Misericòrdia, en su inauguración. Será una instalación sobre la que señala que «no se trata de un homenaje», sino de algo «más personal», que surge de la amistad y de la unión de literatura y plástica. «Son cuadros que me recordaban a su poesía». Habrá un tercero. No en discordia, sino en armonía. Textos de Miquel Cardell, otro poeta que le gusta. ¿La literatura influye en su arte? «Soy un pintor mucho más payés», dice, como si temiera que le colgaran el sambenito de artista intelectual. Aunque no es la primera vez que trabaja en relación con la escritura. «Me acuerdo que hice toda una serie de pinturas sobre Pío Baroja», comenta. Pintura, escultura e instalaciones. La primera, con materia y la inclusión de símbolos que él ve como «totem, un faro del que surge toda una serie». Las segundas, piezas «híbridas» que surgen de la «impotencia ante el cuadro», como si éste «no fuera suficiente».

Esa es su línea, aunque reniega de algunas definiciones. «Se está dando nombre a cosas, generalizando, todo lo que sale de la tela es instalación y no estoy de acuerdo». A la hora de crear lo que le importa es el «concepto, la idea inicial, que puedes mover por distintos caminos».