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Amador (Pollença, 1957) vuelve a salir con su obra fuera de la Isla. En este caso se trata de una exposición-instalación que inaugura el próximo día 7 en dos salas del Pabellón de Mixtos de la Ciudadela, en Pamplona, un espacio que él califica de «duro y poderoso» ya que antiguamente albergaba unos almacenes militares.

Amador presentó ayer esta muestra en Palma junto a los responsables de la Conselleria de Cultura del Govern, Damià Pons y Pere Muñoz. La Conselleria ayuda en la elaboración del catálogo, hecho que se inscribe en el programa de Proyección Exterior a la cultura de las islas.

Amador lleva a Pamplona piezas que corresponden a las series en las que trabaja en los últimos años, temas que ya se pudieron ver en Palma en la exposición que presentó en el Casal Solleric, en 1999. Son: «Retrats», «Germinacions», «Ascensions» y «L'Home i la ciutat».

Amador, que trabaja con resina de poliéster y poliuretano, expone bajo el comisariado de Fernando Francés y la colaboración del Govern para el catálogo se hace, según Damià Pons, «porque los catálogos son un potente elemento en el proceso de proyección de un artista», algo que corroboró Amador cuando dijo «es lo que queda de la exposición y lo que llevan los centros de arte y las galerías cuando acuden a ferias». El ser humano, sin rostro, enfrentado a sí mismo y a la sociedad, es el asunto que aborda Amador en su trabajo, un individuo que, en ocasiones, sólo se sugiere, como ocurre en «L'home i la Ciutat», grandes pantallas curvadas de resina en las que la imagen se superpone sobre fotografías urbanas.