200 metros de muralla colgada en la roca.

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«Se trata del último reducto de los romanos en Mallorca, un monumento único en Balears». Así calificó ayer el arqueólogo Javier Aramburu el último de sus hallazgos arqueológicos, un «castellum» de piedra que se encuentra en la zona del municipio de Alaró. «Por los restos cerámicos se indentifica perfectamente como de mediados del siglo V después de Cristo», comenta el arqueólogo, quien verterá el estudio científico sobre este reducto de defensa en la página web talayots.com, de la que es promotor.

Situado en una zona elevada de montaña, Aramburu cree que «Mascaró Passarius lo había visto pero lo interpretó mal. Pensaba que era una construcción talayótica y en el mapa que hizo de la zona lo situó mal, en una montaña cercana. Estoy seguro que lo vio porque a él estas cosas no se le despistaban».

Se trata de una edificación colgada en la roca, de más de 200 metros de muralla, y ésta tiene más de cuatro o cinco metros de altura», apunta. «Lo que más me sorprendió, aparte de la muralla, que es espectacular, fue una habitación con una altura de más de dos metros, con el suelo original y el revoque romano intacto porque utilizaban argamasa, no era piedra seca», añade. «No hay ninguna construcción romana en Balears que se conserve tan bien».

Según el arqueólogo, este «castellum» se ocupó entre los siglos V al VIII después de Cristo. El castillo sirvió para que los tardorromanos que habitaban la Isla se refugiaran en él «cuando sintieron la amenaza de las invasiones vándalas; posteriormente se siguió utilizando porque hubo un periodo de gran inestabilidad», dice. El arqueólogo cuenta que llegó hasta el «castellum» siguiendo «la referencia de Mascaró, para saber a qué montaña se refería y lo que encontré fue esto». Para él, el hallazgo es «clarísimo» y la datación también: «Los restos cerámicos no tienen duda».