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La obra de la pintora Caty Juan llegará al Casal Solleric el próximo mes de mayo con una exposición retrospectiva, que comisaría Neus Cortés, en la que se expondrán todos los soportes en los que trabaja la artista además de la pintura, cerámica, tapices, monotipos y grabados. La pintura de Caty Juan aborda como temas los bodegones, marinas, desnudos y retratos «muy buenos», según la comisaria. Cortés, que para preparar la exposición pasa muchas horas hablando con la artista, señala que es una «persona muy vital, emprendedora, avanzada a su tiempo, que siempre ha recibido el total apoyo de su familia». La muestra ocupará la planta baja y el entresuelo del Solleric con piezas provenientes de colecciones privadas, públicas, de la artista y de su familia.

«Por la situación que vivía la mujer en aquella época, Caty Juan firmaba como Juan Servera y fue Camilo José Cela quien le recomendó que lo hiciera con su verdadero nombre», apunta Cortés, quien recuerda que su primera exposición fue en 1948, en Palma. «Importante en su trayectoria es el viaje que hace a París, en 1964, donde expone con gran éxito de venta en 1965. Allí trabaja durante un mes y medio. Pictóricamente es una época preciosa con un color muy atrevido y con temática básicamente urbana, de inspiración fauvista y con unas perspectivas muy peculiares, en la que emplea el lenguaje que se había gestado en París con las primeras vanguardias que ella absorve y utiliza siempre de forma muy personal».

Pero anterior es su pertenencia activa al Grupo Tago, años cincuenta, momento en el que se adentra en la abstracción, con posiciones próximas al expresionismo abstracto, pero en los sesenta vuelve a la figuración en la que, además de los temas antes referidos, pinta elementos sencillos que son una constante en su trabajo como los molinos y las sillas.