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DOLORES LADARIA
Inspirado en las líneas planteadas en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, y recogiendo influencias de autores que, como Coderch, Antonio Bonet o Alvar Aalto, habían planteado anteriormente la necesidad de integrar la arquitectura en el paisaje (sin que ésta sirva para «romper», sino para mejorar aquél), el joven arquitecto mallorquín Jaume Mayans concibió para su proyecto de fin de carrera un Centro de Ornitología que situó en un espacio natural, el Delta del Llobregat.

Todo el proyecto responde a una de las preocupaciones mayores del nuevo arquitecto: su interés por la naturaleza. Por ello escoge este espacio para crear su centro. El lugar, el Delta del Llobregat, está enclavado en un entorno que ha sido fuertemente castigado por los procesos urbanos, el aeropuerto del Prat, vías de comunicaciones... rodean este espacio, que milagrosamente se mantiene en unas condiciones naturales muy interesantes. En él se pueden hallar especies de aves, que como tal zona húmeda, son singulares, y la misma vegetación, permite a un paso de Barcelona, disfrutar de un lugar natural privilegiado. Materiales, forma de concebir la construcción del edificio y la misma solución constructiva propuesta siguen el criterio de respeto por la naturaleza.

En efecto, el Centro Ornitológico está proyectado con materiales tales como maderas, o cubiertas de zinc, cubiertas que tienen en cuenta la ventilación del edificio para que éste no incremente su temperatura, a la vez que ha sido escogido este material, por la similitud que tiene con el agua próxima. El reflejo del agua y el brillo del zinc, se pueden confundir vistos desde el aire...esta preocupación por respetar el medio se hace extensiva a las soluciones constructivas propuestas. El proyecto se concibe como un «camino» que se integra en los caminos de la pineda en que se ubica y a la vez, se construye sobre pilotes de hormigón prefabricados, de tal forma que puedan ser retirados y que no quede ningún resto de la construcción, si ello fuera preciso.