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Bajo el epígrafe «Art i paisatge», el filósofo Xavier Rubert de Ventós (Barcelona, 1939) pronunció ayer una conferencia, en la Fundació La Caixa, dentro del ciclo «Futurisme. Imatge i realitat del turisme a les Illes Balears». «Mallorca tiene el peligro de tender a un monocultivo, pues el turismo puede transformarse en un monocultivo que haga a la Isla ecológica y económicamente vulnerable, al depender de flujos externos y de la coyuntura económica», dijo Rubert de Ventós.

El autor de «Crítica de la modernitat» analizó también el reciente fenómeno de «germanización» de la Isla: «A Balears llegan ahora dos tipos de inmigrantes. Unos, los alemanes, que vienen a consumir, y otros, de varios países, que vienen a trabajar. Si el equilibrio de una comunidad se produce cuando alguien, a un tiempo, trabaja y consume allí donde vive, entonces de momento hay malas condiciones objetivas para un desarrollo equilibrado tanto ecológico como humano».

«Los europeos, en general, somos individuos que nos caracterizamos por andar siempre pisando huellas del pasado. Somos gente que venimos de la filosofía griega, la religión cristiana, el derecho romano, los numerales moros o las costumbres germánicas. En otras palabras, somos unos individuos con una falta de carácter, de ser», prosiguió Rubert de Ventós, y añadió: «Y además Europa empieza a ser ahora un 'objeto político no identificado', en donde los estados miembros de la Unión Europea vuelven a caer en el nacionalismo».

Rubert de Ventós ha escrito, con ironía, que él se considera un independentista no nacionalista, «la aspiración de todo catalanista es dejar de serlo, en el sentido de que dejen de darse las condiciones objetivas que hacen que tenga que reivindicar la independencia; pero aún estamos lejos de esto». De cara al futuro, Rubert de Ventós piensa que se está entrando en un nuevo Neolítico: «Si el hombre colonizó las plazas y domesticó a los animales, ahora empezamos a domesticar nuestros genes y nuestra inteligencia».