Dolores Durán es la comisaria de la exposición. Foto: T.A.

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Una colección de cerámicas de Pablo Picasso se expondrá, a partir de mañana domingo, en el claustro del convento de los Sagrados Corazones, en Sóller. Se trata de una cuarentena de piezas procedentes de los fondos de la Fundación d'Art Serra, un acontecimiento calificado por Dolores Durán, comisaria de la exposición, de «una oportunidad única en España para contemplar las cerámicas de Picasso en las que, una vez más, podremos apreciar el genio del artista».

La exposición «Picasso. Ceràmiques» se completa con una escultura de Picasso, «Femme assisé», un bronce con pátina marrón de 12'8 centímtros de alto. La muestra se inaugurará tras el acto de nombramiento de Pere A. Serra, editor de Ultima Hora , como hijo ilustre de Sóller, hecho que se enmarca en el programa de fiestas de Sant Bartomeu. Durán, que ayer supervisaba el montaje de la exposición, recordaba la dificultad que supone contemplar en España cerámicas del artista malagueño: «En España resulta difícil ver cerámicas de Picasso en cualquier sitio porque sólo se expone un número muy pequeño en el Museo de Cerámica de Barcelona, en el Museo Nacional de Cerámica de Valencia y en la localidad madrileña de Buitrago de Lozoya, pueblo natal de Eugenio Arias, amigo de Picasso y su peluquero, quien donó las piezas que le había ido regalando el artista. Sólo un recorrido por el Sur de Francia permite acercarse a su cerámica con amplitud».

«Picasso comenzó a trabajar la cerámica tarde, cuando ya era un hombre maduro», apuntaba Durán. Fue en el verano de 1946. El artista se había trasladado al sur de Francia, a la zona de Vallauris, una tierra en la que abundaba la arcilla roja. Animado por unos amigos visitó el taller de los ceramistas Suzanne y George Ramié. «Allí hizo unas pruebas con cerámica y parece que, de momento, se olvidó. Pero como era un hombre inquieto aquello debió de seguir rondándole en la cabeza porque, al año siguiente, volvió al taller y ya se puso a trabajar sin cesar», añade la comisaria. Todos estos datos los relata Françoise Gilot, entonces su esposa, en el libro «Mi vida con Picasso».