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Jordi Savall no necesita presentación. Mundialmente conocido gracias a la banda sonora de la película francesa «Todas las mañanas del mundo», ha desarrollado una intensa labor como investigador de músicas antiguas, director de orquesta e intérprete de viola de gamba. Con este instrumento, el próximo día 17 interpretará en el Auditòrium un repertorio integrado por piezas barrocas.

"¿Se siente más cómodo cómo investigador musical que como intérprete?
"Cada aspecto tiene su función, me gustan todas por igual. La investigación forma parte de mi trabajo. He descubierto hace poco en California un buen número de músicas barrocas hasta ahora completamente desconocidas.

"Usted ha editado algunos discos sobre el canto de la «Sibil·la»...
"La «Sibil·la» es excepcional. Montserrat Figueres y yo ya hemos realizado tres discos dedicados a este antiquísimo canto, de más de 1000 años de historia. En diez años hemos descubierto la «Sibil·la» provenzal, la galaico-portuguesa y la mallorquina. Esta última es extraordinaria ya que disponemos de una versión de las monjas del Monestir de la Concepció, interpretada exclusivamente por mujeres (solista y coros), cuando tradicionalmente es un canto realizado por un niño.

"¿Su contacto con la Sibil·la nació en Mallorca?
"La escuché por primera vez en una grabación. Luego tuve la oportunidad de escucharla en la Seu. Su excepcionalidad reside en que es una melodía que se ha mantenido prácticamente intacta a través del tiempo. Y a su vez conecta con la antiguedad griega. La letra habla del juicio final, un tema que conectó con el pueblo de forma inmediata. Al final todos serán juzgados por igual, los poderosos serán rebajados ante Dios. Este argumento caló hondo entre las clases más populares. Por eso se ha mantenido tan viva.

"¿Cómo explica el éxito de la banda sonora del film francés «Todas las mañanas del mundo»?
"Porque es una música con una gran dimensión espiritual. Ten en cuenta que en Francia se situó en las primeras posiciones, justo por detrás de Michael Jackson y antes que Queen. El público joven conectó con esta música, barroca, tocada con la viola, que es un instrumento muy emocional. No es necesario haber estudiado música para sentirla.