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El compositor y director polaco Krysztof Penderecki aseguró ayer que «es tiempo de músicos populistas», puesto que se interpreta poca música contemporánea y el público se interesa por «lo de siempre: 'Las cuatro estaciones' o los tres tenores». Penderecki, que mañana dirigirá en Palma a la Orquestra Sinfònica de les Balears con un repertorio compuesto por la obertura «Coriola» de Beethoven, la «Sinfonía Número 5» de Schubert y su propia «Sinfonía de Navidad», resaltó que la última gran época musical del siglo se produjo en Europa central en los años 50 y 60, mientras que «ahora no se viven buenos momentos». «La gente que organiza conciertos tiene miedo y no está abierta a escuchar nuevas obras, aunque yo nunca he tenido problemas», explicó.

Sobre las perspectivas de la música ante el nuevo milenio, el compositor aseguró que «el impulso» creador que se produjo a mitad de siglo «será difícil de superar» y, tras aclarar que no es «un profeta», aventuró que «quizá dentro de veinte o treinta años aparezca un movimiento renovador». La música electrónica, a la que dedicó «algún tiempo en los años 50 y 60», no es el camino para una posible renovación, puesto que, a su juicio, «es muy limitada». «Todavía se emplean los instrumentos de hace 200 años, pese a que hemos llegado a la luna. La evolución de la música se dará cuando surjan nuevos instrumentos», manifestó.

Penderecki, que se declaró amante de la tradición clásica, expresó también su preocupación por la «música popular» tradicional, que «tiende a desaparecer debido a la globalización producida por Internet» y a los modernos medios de comunicación.

Pese a haber alcanzado reconocimiento internacional con obras como «Trenos por las víctimas de Hiroshima» o «Réquiem polaco», basadas en la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, el compositor afirmó que «nunca consideré mi música como política» y que se limitó a expresar sus sentimientos sobre acontecimientos con los que creció.