Paul Bowles, fotografiado por Joan Manresa con un siurell en su casa de Tánger.

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EP/AFP - PARIS Paul Bowles, escritor norteamericano, compositor y viajero cosmopolita, murió ayer en Tánger (Marruecos) a los 89 años de edad. Su éxito fue fulgurante en 1950, tras la publicación de su novela «El cielo protector», que lo convirtió en «gurú» internacional de las letras. Para él, el desierto era el lugar donde se sentía más feliz, ya que «no hay allí nada más que vacío, y para mí la belleza es eso, el vacío». Bowles había sido hospitalizado el lunes, tras una crisis cardio-respiratoria que le llevó a entrar en coma. Su cadaver será repatriado a Estados Unidos.

Instalado Tánger desde 1947, la adoptó hasta convertirse en ciudadano honorario, identificándose con su cultura cosmopolita, árabe, norteamericana y europea, marcada por un ambiente de tráfico y de libertad de costumbres, del que extrajo lo esencial de su inspiración.

Autor de cuatro novelas y sesenta cuentos, Bowles inició la moda del entusiasmo «orientalista» de los años 50, que atrajo a esa ciudad portuaria del Mediterráneo numerosos escritores célebres de la generación Beat: William Burroughs, Allen Ginsberg, e incluso Jack Kerouac. El «club Bowles» era en esa época uno de los principales centros de la literatura norteamericana.

Nacido el 30 de diciembre de 1910 en Nueva York, Paul Bowles atravesó el siglo viviendo al compás de su tiempo y sin dejar de lado nada ni nadie, llegó a componer música para obras de Orson Welles. Sting y su grupo de rock, Police, se inspiraron «El cielo protector» para su álbum «Synchronicity». Hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, se gana la vida con la música. Trabaja para los más grandes del cine y el teatro: Losey, Visconti y Dalí, y compone tres óperas y pone música a numerosos textos de escritores.