Cerámica árabe encontrada ayer en Son Bunyolí. Foto: JAUME ROSSELLÓ.

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Un grupo de arqueólogos trabaja desde el año pasado en la delimitación de las zonas que rodean los yacimientos arqueológicos de la Isla, recogidos en la Carta Arqueológica elaborada por el Govern Balear antes del traspaso de competencias al CIM, institución que ahora lleva a cabo esta labor en colaboración con el INEM. Según Biel Pons, director del equipo, se trata de ampliar la conservación a nivel legislativo.

Al mismo tiempo que se cumple este objetivo, se va completando el inventario con nuevos restos arqueológicos que van apareciendo. Como ocurrió ayer cuando, en compañía de los expertos, dos periodistas de este diario visitaron un yacimiento en Son Bunyolí Nou, una construcción que parece romana por los sillares del muro, que son almohadillados. «Su existencia nos llegó por un excursionista», dijo Pons. La maleza cubría de tal forma las piedras que encontrarlo no resultó fácil.

La Carta Arqueológica contiene unos 3.000. En 1998 se delimitaron 80 y en lo que va de año, 70. La finalidad es proteger el área de influencia de estas zonas de posibles construcciones o urbanizaciones ya que son Bienes de Interés Cultural. Capdepera fue el primer municipio en el que se intervino y se hizo sobre 40 yacimientos. «Se comenzó por allí por ser una zona en la que se esta construyendo mucho», comenta Pons. A partir de ahí, los arqueólogos cambiaron de estrategia. «En vez de ir municipio por municipio, hemos escogido los yacimientos que, por su ubicación o circunstancias diversas, corrieran mayor peligro de desaparecer o de destrucciones parciales», añade.