El artista ecuatoriano Osvaldo Guayasamin, fallecido ayer a los 79
años en Baltimore (EE.UU), donde estaba ingresado, se distinguió
por su defensa de los derechos de los más pobres, los indígenas,
los negros, los niños y la paz.
Hijo de padre indio y madre mestiza, comenzó vendiendo sus
dibujos a los siete años en las calles de su ciudad. Ahora, una
enfermedad le impidió cumplir su mayor sueño: la culminación de la
Capilla del Hombre, un monumental museo que tenía previsto
inaugurar en el 2002 y al que había dedicado sus últimos años de
vida. A los trece años ingresa en la Escuela de Bellas Artes de
Quito y en 1942 realiza su primera exposición, que provoca un gran
escándalo, ya que se interpreta como un gesto de rebeldía frente a
la muestra oficial de las Escuelas de Bellas Artes. Ese año, Nelson
Rockefeller, entonces encargado de Asuntos Interamericanos del
Departamento de Estado, visita a Ecuador, compra varias obras del
pintor y le invita a los Estados Unidos; esto le abre las puertas
de Nueva York. Académico en España e Italia, pinto al rey Juan
Carlos y es famosos por sus murales, como el que hizo para la
Unesco.
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