Archivo - Agente de la Policía Nacional. | POLICÍA NACIONAL - Archivo

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La Audiencia Provincial de Madrid arranca este viernes el juicio contra tres agentes de la Policía Nacional por la muerte de un joven que recibió en noviembre de 2021 seis impactos de bala después de que tratara de agredirles con un cuchillo de forma «reiterada».

El juicio se iniciará con la selección del tribunal de jurado. El representante del Ministerio Público les imputa un delito de homicidio con la eximente incompleta de la responsabilidad criminal de legítima defensa, por lo que solicita dos años y medio de cárcel para uno de los acusados.

La defensa de los policías defiende que el uso del arma reglamentaria para repeler el ataque que sufrieron a manos del chico se ciñó a «las normas y reglas establecidas».

El escrito de acusación sostiene que sobre las 21:00 horas del 6 de noviembre de 2021 los tres agentes se presentaron en un domicilio de Madrid a requerimiento de dos personas que resultaron ser la madre y el hermano de un joven que, según ellos, estaba «muy nervioso» y les había tratado de agredir con un cuchillo.

Una vez allí los acusados accedieron al inmueble con las llaves que les habían facilitado previamente los familiares, momento en que el K. P. A. «sin mediar palabra», se abalanzó sobre ellos portando un cuchillo en la mano.

Según la Fiscalía, el joven acometió de forma reiterada contra los policías, «dirigiendo el cuchillo a zonas vitales de los acusados, especialmente a cabeza de los actuantes que no se hallaba protegida por el escudo, viéndose éstos obligados a retroceder como consecuencia de las embestidas que ponían en peligro sus vidas, llegando a perder el escudo y a caer al suelo».

Ya en el rellano de la vivienda los acusados mantuvieron un forcejeo con K.P. A., «quién no cesaba en la intención de agredir a los mismos con el cuchillo».

La actitud del joven supuso un riesgo «evidente» para la vida de los policías quienes «en aras a salvaguardar su integridad», procedieron a usar sus armas de fuego reglamentarias. Primero lo hizo un agente, y sus disparos no determinaron ni el cese o la aminoración de la violencia ejercida por el joven, y a continuación lo hicieron los otros dos agentes.

Tras los disparos, y pese a los impactos recibidos, K. P. A. continuaba portando el cuchillo en sus manos. En ese momento llegó al lugar de los otro agente, «quién viendo a sus compañeros con las armas desenfundadas y apuntando al Sr, K. P. A.», se abalanzó sobre el mismo golpeándole con su defensa en varias ocasiones en el brazo derecho con el fin de conseguir desarmarle.

El joven murió el mismo día de los hechos a consecuencia de un shock hipovolémico causado por hemorragia intensa en la cavidad abdominal a causa de los 6 impactos de bala procedentes de las 3 armas de fuego reglamentadas de los acusados, «dirigidos en su totalidad al tronco del fallecido».

K. P. A. había consumido el día de los hechos MDMA, cuyo consumo pudo suponer en el momento de los hechos un incremento de la agresividad que se sumaría a los efectos psicóticos que habitualmente incluyen alucinaciones.