Han hecho un análisis biogeoquímico de diferentes isótopos estables aplicado a un conjunto de dientes de ovejas procedentes de cuatro yacimientos arqueológicos | IPHES

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Investigadores del Institut Català de Paleontología Humana i Evolució Social (Iphes) han confirmado en un estudio que la población ibérica de los siglos III y II a.C. que se dedicaba a la agricultura y la ganadería practicaba movimientos altitudinales estacionales, lo que sería «las raíces de la transhumancia», informa en un comunicado este viernes.

La revista 'Frontiers in Environmental Archaeology' ha publicado los resultados del trabajo en el que han hecho un análisis biogeoquímico de diferentes isótopos estables aplicado a un conjunto de dientes de ovejas procedentes de cuatro yacimientos arqueológicos: Alt Empordà, la Cerdanya (Girona), el Solsonès (Lleida) y el Barcelonès (Barcelona).

Los resultados obtenidos son «fundamentales» para conocer las estrategias ganaderas adoptadas por las comunidades ibéricas, que se basaban en una gran adaptabilidad a su entorno y el uso de una sofisticada red de relaciones sociales y económicas.

Las poblaciones ibéricas de la edad del hierro poseían «un amplio conocimiento y experiencia en la cría, gestión y explotación de ovejas», lo que les permitió superar con éxito los duros inviernos de montaña y veranos áridos de las tierras bajas.

Sin embargo, la adopción de una estrategia de ganadería móvil no era una práctica generalizada y estaba estrechamente relacionada con las condiciones ambientales, las necesidades económicas y las decisiones políticas de cada asentamiento.