Archivo - Pozo en Doñana. | SEO/BIRDLIFE - Archivo

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La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ha solicitado por vía judicial una orden con la que poder acceder a una finca de Aznalcázar (Sevilla) con pozos presuntamente irregulares para poder precintarlos. La petición se produce después de que la CHG acudiera a la finca con una patrulla del Seprona de la Guardia Civil y le fuese denegada la entrada por la propiedad de la misma.

Tal como ha adelantado lamarea.com y han confirmado este martes fuentes de la Confederación a Europa Press, la CHG acudía el pasado 21 de junio a la finca ubicada en el término municipal de Aznalcóllar y los dueños de la misma les negaron el paso. La Confederación buscaba poder precintar los pozos presuntamente irregulares, ya que sobre ellos, la propiedad no tendría títulos de usos de las aguas.

Hace tan sólo unas semanas, Ecologistas en Acción presentaba en la Confederación una denuncia por la existencia de estos supuestos pozos ilegales que estarían «menoscabando la sobreexplotada masa de agua subterránea de Doñana, produciendo graves descensos del nivel freático, agravando los efectos de la situación de sequía generalizada que llevó a la declaración de situación de emergencia en toda la cuenca».

Según el colectivo, «allá por los primeros años de siglo ya se denunciaba el cambio de uso de la finca de forestal a agrícola sin las debidas autorizaciones», si bien la entidad ecologista señala que aquella denuncia «no prosperó». «El 'modus operandi' es el mismo que en la corona forestal, a diferencia de que, en lugar de fresas se plantaron naranjos en intensivo. Se elimina la cubierta forestal, se rotura y se planta el cultivo», indicaba la entidad ecologista, precisando que en este caso se trata de «naranjos que precisan de dotaciones de riego que doblan las concedidas» por la CHG.

«La localización de estos pozos supone la constatación del descontrol en el uso del agua subterránea en la Doñana sevillana que se suma a los detectados en los Hatos de la marisma y que demuestran que no sólo de fresas muere Doñana», consideraban los ecologistas.