Aniversario de la residencia Javalambre | DGA

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La residencia Javalambre del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) ha cumplido 35 años, tiempo en el que se ha atendido a más de 4.200 personas atendidas. La consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, ha asistido, junto a la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, a la celebración de este aniversario que ha tenido como protagonistas a los residentes y a sus familias.

«Este centro forma parte ya de la historia de Teruel, es un referente en la atención y el cuidado y afronta el futuro adaptándose al nuevo modelo de cuidados, con la atención centrada en la persona; y a las necesidades que plantean hoy los residentes y sus familias. Es un referente de atención y asistencia», ha declaro María Victoria Broto.

La consejera de Ciudadanía ha elogiado el trabajo y el servicio de las residencias públicas y de todos los centros que, de un modo u otro, han formado parte del sistema en Aragón y ha destacado «la entrega, vocación y capacidad de servicio que este centro, al igual que todas las residencias, demostraron durante la pandemia». Según Broto, en esos difíciles momentos, se pudo ver «las fortalezas del sistema y de las personas» que lo integran.

«Hoy es un día para agradecer, es un día de celebración, pero también de recuerdo. Es momento de echar la vista atrás y ver la evolución de una residencia que fue construida en 1988, cuando casi todas las personas que entraban eran autónomas. El modelo ha cambiado y evolucionado, al igual que lo ha hecho la sociedad y las necesidades de las personas y las familias que requieren este servicio», ha sostenido la consejera.

Según Broto, en «doce años no habíamos podido hacer una inversión en servicios sociales. Cuando nosotros llegamos al Gobierno, a lo que nos dedicamos fundamentalmente fue a poner en marcha el sistema de atención a la dependencia. Teníamos el 43% de las personas dependientes con derechos, pero sin tener una tener una prestación y en este momento hemos pasado de 17.000 personas atendidas en el año 2015 a 38.208 en el momento actual».

Por su parte, la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, ha hecho hincapié en la importancia que tuvo, tanto en el pasado como en el presente, este centro en la historia de Teruel, cuya construcción fue «un hito», puesto que no había en la capital turolense «un edificio tan grande» que albergara a tantas personas, además de «la importancia que tuvo para favorecer el empleo», ha rememorado.

Esta residencia comenzó a funcionar en 1988 con capacidad para 550 personas y en la actualidad cuenta con 300 residentes y 336 profesionales en la plantilla. La directora Elena Lahuerta ha explicado que en el centro prima «el buen ambiente de convivencia; y un alto nivel de participación y de integración en la vida de la comunidad que se forma».

En cuanto a su evolución, Lahuerta, ha recordado que este centro es un claro ejemplo de esos cambios, que se reflejan en la transformación de los cuidados, que ahora se dirigen hacia la atención centrada en la persona, para la que ya ha iniciado la formación en el centro.

La directora ha subrayado que «ofrece un servicio integral que atiende todas las facetas y necesidades que una persona mayor y dependiente puede necesitar, desde lo más básico hasta aspectos más complejos, en lo físico y en lo emocional».

En la actualidad, la residencia dispone de servicio médico y de enfermería; servicio asistencial de apoyo en todas las actividades básicas de la vida diaria --higiene, alimentación, supervisión, acompañamiento, entre otras--; recepción y comunicaciones; atención social en Trabajo Social; animación sociocultural; terapia ocupacional; fisioterapia; planta de enfermería --servicio intermedio entre residencia y/o hospital--; servicio de psicología; musicoterapeuta; podología y peluquería, entre otras prestaciones.

La residente más veterana, Rosalina Aguilar Blasco, que ingresó en 1990, ha querido compartir en el acto de celebración su experiencia y agradecimiento por la atención recibida, al igual que lo ha hecho la hija de una residente del centro, Rosario Romero Martín, que ha confesado que le ha unido un lazo emocional con la residencia, en la que también estuvo su padre.

Durante la jornada se han sucedido diversas actividades y, además de teatro y un almuerzo compartido, los residentes han podido disfrutar de la actuación del coro del 'Hogar Turia' y de la escuela de música 'Antón García Abril'.

Mejoras en la residencia de javalambre

La residencia de Javalambre dispone de una superficie de 29.000 metros, distribuidos en cuatro edificios. Fue concebida como un hogar para sus moradores, con servicios y alojamiento, pero también con actividades y propuestas para mantener la autonomía, crear vínculos y socializar.

El centro cuenta con grandes espacios y salones comunes, salón de actos, billares, zonas de esparcimiento y jardines, entre otros, y todas las habitaciones son exteriores con luz natural y con vistas a la calle. Los espacios y los servicios se han ido adaptando con el tiempo a las nuevas necesidades de los residentes.

La consejera María Victoria Broto ha adelantado que gracias Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, desde el Gobierno de Aragón ejecutarán diferentes inversiones para las entidades del tercer sector y, en concreto varias para las residencias públicas.

«Para las residencias públicas tenemos un presupuesto de 12 millones y medio de euros, del que vamos a invertir en la residencia de residencia Jabalambre, 4 millones de euros (el 30%) ya que es la mayor de todas las residencias públicas de Aragón y lo que vamos a llevar a cabo es tres unidades de convivencia que son una especie de casa en cada una de esas plantas que van a suponer una atención diferente a dieciséis residentes», ha adelantado.

La primera gran modificación se efectuó para aumentar habitaciones adaptadas que permitieran cambiar el tipo de cuidados que requerían sus moradores. Asimismo, se profesionalizó más el espacio dedicado a enfermería. También se ha decorado con graffitis profesionales los muros exteriores como símbolo de apertura hacia la sociedad y de la multitud de actividades que se realizan a diario.