Archivo - Ertzainas durante movilizaciones en Bilbao por una huelga del Metal de Bizkaia (archivo) | Europa Press - EUROPA PRESS - Archivo

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El País Vasco contabilizó el pasado año un total de 342 huelgas, con 106.998 participantes y 384.459 jornadas no trabajadas. Esto supone un récord de conflictividad, al multiplicarse por siete el número de trabajadores que secundaron algún paro y casi triplicarse las jornadas perdidas por huelga respecto a 2021.

Además, el número de huelgas convocadas por los sindicatos el pasado año aumentó un 38% en relación a los 248 paros llevado a cabo en 2021. De esta forma, el número de conflictos del pasado ejercicio es la más alta desde 2013, cuando se llamó a los empleados a secundar 350 huelgas, según datos del Consejo vasco de Relaciones Laborales.

En cuanto al número de operarios que participaron en alguna de las huelgas convocadas en 2022 (casi 107.000), supone un récord absoluto desde 2008. Solo en 2017, con 59.505 huelguistas, y en 2019, con 79.860 manifestantes, se superó la barrera de los 50.000 trabajadores que siguieron algún paro.

Por territorios, en Álava se registraron en el pasado ejercicio un total de 52 paros (un 62,5% más que un año antes), con 15.835 participantes (+514%) y 43.819 jornadas perdidas (-55%).

En Bizkaia se secundaron 166 huelgas (+8,5%), con 81.547 participantes (+683%), y 307.017 jornadas perdidas (+685%). Por último, en Gipuzkoa fueron 124 los paros desarrollados, que conllevaron 33.623 jornadas perdidas (+576%), al ser secundados por 9.616 empleados (+417% en relación al año anterior).

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A la vista de estos datos, el secretario de Acción Sindical de CCOO Euskadi, Francisco Osuna, ha explicado que la conflictividad laboral el pasado año aumentó porque se han++ producido «grandes conflictos que, además, han movilizado a muchísima gente», poniendo como ejemplos el del Servicio de Ayuda a Domicilio de Bizkaia, resuelto recientemente; el de la empresa Bizkaibus, también solventado recientemente; así como el conflicto del Metal de Álava, que según ha recordado, se prolongó durante «mucho tiempo» y con «muchas movilizaciones convocadas por todos los sindicatos».

En declaraciones a Europa Press, Osuna ha aludido, igualmente, al conflicto del Metal de Bizkaia o el de Intervención Social, y ha reconocido que se han producido una serie de conflictos laborales que han hecho que «aumentaran muchísimo las movilizaciones durante el año 2022».

No obstante, ha apuntado que ese aumento de las movilizaciones era algo que la central sindical ya preveía a finales de 2021, debido a la situación de la inflación y todos los escenarios abiertos en las distintas mesas.

En ese sentido, ha considerado que la inflación y el «bloqueo» de las patronales a «garantizar en la negociación colectiva un poder adquisitivo a los trabajadores vía negociación» provocó el incremento de la conflictividad.

Tranquilizar el escenario

CCOO Euskadi considera que «si la inflación baja» y se cierran acuerdos como ha sucedido en 2022, se «tranquilizará mucho el escenario» en lo referido a la conflictividad laboral durante este año 2023.

Respecto a 2023, Francisco Osuna ha afirmado que existen muchos procesos a nivel sectorial que se ha cerrado y lo han hecho «para largo», en la medida en que la negociación, para «garantizar en gran medida» el poder adquisitivo, se ha cerrado en muchos sectores «con vigencias largas», por lo que se ha pasado de tener convenios con vigencia de dos años, a tener convenios de cuatro años.

El representante sindical ha avanzado que el número de convenios sectoriales que hará afrontar la negociación en 2023 es «menor», con lo que CCOO entiende que la conflictividad «bajará», mientras que el número de convenios de empresa «se mantiene permanente».

Según ha precisado, si la inflación baja, las luchas serán «menores, porque en las mesas seguramente será posible llegar más a acuerdos». En la línea opuesta, ha advertido que en la medida en que «la inflación se mantenga alta» y se «arrastre» pérdida de poder adquisitivo, eso va a conllevar que las movilizaciones continúen, aunque ha destacado que «no parece ser que eso es lo que vaya a ocurrir».

Aunque ha señalado no tener una «bola de cristal para que eso vaya a ser así», ha subrayado que «en la medida en que la inflación vaya bajando y los acuerdos se vayan cerrando, como ha ocurrido a lo largo de 2022, eso tranquilizará mucho, sobre todo el escenario en cuanto a conflictividad».

Preguntado sobre si se prevé un 2023 «un poco más tranquilo», ha sostenido que «puede ser, sí», en la medida en que de «los grandes acuerdos» sectoriales, el que «quedaría por cerrar la negociación es el convenio de Metal de Gipuzkoa, que arrastra a muchísimos trabajadores» y que es «el único que tiene un escenario abierto de negociación», y en el que, «si no se llega a buen puerto» con un acuerdo y la oferta «no es asumible, habrá movilizaciones». No obstante, ha indicado que a «la vista» no se tienen «grandes conflictos de movilizaciones».