En esta línea, el delegado del ramo ha detallado que, tras la puesta en marcha del plan de choque que la EMT puso en marcha la semana pasada «la indisciplina se está reduciendo» y desde el 7 de marzo, hay 36.100 usuarios nuevos en el sistema. Se han instalado ya 142 bases, 115 de las mismas, nuevas, y se ha situado un millar de bicicletas adicionales.
«Es un reto al que no se ha enfrentado ninguna ciudad», ha recordado el delegado, quien ha remarcado que se ha apostado por no cerrar bicimad y mantener la convivencia del sistema antiguo y nuevo, implantando la gratuidad para todos los usuarios.
La nueva etapa de bicimad, basada en su expansión a los 21 distritos de la ciudad, arrancaba el 7 de marzo con la puesta en marcha de 700 nuevas bicicletas 100% eléctricas repartidas a lo largo de 13 distritos (Arganzuela, Carabanchel, Chamartín, Ciudad Lineal, Fuencarral-El Pardo, Hortaleza, Latina, Moncloa-Aravaca, Moratalaz, Puente de Vallecas, San Blas-Canillejas, Tetuán y Usera) y con 60 estaciones a estrenar.
Además, otra de las grandes propuestas anunciadas por el equipo de Carabante fue la puesta en marcha de la gratuidad del servicio hasta el 31 de julio durante media hora de trayecto.
Sin embargo, las incidencias llegaron pronto. El mismo día de la inauguración del nuevo bicimad ya se detectaron problemas en los anclajes como en la plataforma informática. Explicaron desde el Gobierno municipal que esos problemas se habían contemplado y que provenían de la migración del viejo al nuevo sistema.
Y es que, al comenzar el nuevo proyecto, los actuales abonados de bicimad debían migrar su cuenta ya existente al sistema MPass a través del asistente de migración de la aplicación. Al darse de alta en MPass, el usuario asocia su perfil a un medio de pago sobre el que se van cobrando los viajes realizados o los abonos contratados.
Dispersión de las bicicletas
Mientras comenzaban a solventarse las incidencias sobre las plataformas, comenzó a ponerse de manifiesto que no había bicicletas en las estaciones. Estas comenzaron a aparecer en sitios no autorizados para depositarlas. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, aseveró que habían llegado a aparecer bicicletas extraviadas en urbanizaciones privadas de la capital.
Se achacó todo a que no se habían comunicado «debidamente» las condiciones en las que se deben dejar estacionadas las bicicletas.
Comenzó entonces un plan de choque en el servicio público de bicicletas por el que se incorporaban un 40% más de trabajadores (20 personas distribuidas en diez equipos) para localizar aquellas bicicletas «dispersas o mal estacionadas». Lo harán en turnos de 24 horas.
Más tarde se incrementó hasta 60 el número de operarios que recogen las bicicletas dispersas por la capital así como 50 informadores que explicarán sobre el correcto funcionamiento del nuevo sistema.
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