Neus Serra, secretaria general de la FELIB, se siente «orgullosa» de la función de la entidad. | Jaume Morey

La secretaria general de la FELIB, Neus Serra, comenta las situaciones que la entidad ha vivido en estas semanas de crisis sanitaria y social. La Federació d’Entitats Locals de les Illes Balears (FELIP) está formada por ayuntamientos y consells insulars. Tiene como objetivo coordinar una acción conjunta de estas instituciones y defender sus intereses comunes. Durante el estado de alarma ha acogido numerosas reuniones entre los alcaldes y alcaldesas de los diferentes municipios para hacer frente a las cuestiones que iban surgiendo ante la situación de crisis sanitaria, económica y social provocada por la COVID-19.

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—¿Cuál ha sido la mayor preocupación entre los alcaldes durante estos meses y cómo han respondido desde la FELIB?
—La primera preocupación sin duda ha sido establecer las medidas de sanidad pública ordenadas por parte del Gobierno central, así como el mantenimiento del confinamiento en sus diversos grados. Aunque al mismo tiempo, he de decir que todos los alcaldes sin excepción alguna han tenido presente la necesidad de ayudar a las familias, a las empresas y a los autónomos. Se han analizado todas las víasposibles para establecer bonificaciones en impuestos, tasas, devolución de precios públicos o subvenciones, aunque desgraciadamente la legislación impide la adopción inmediata de la mayoría de ellas.

—¿Cómo valora la coordinación entre instituciones que se ha llevado a cabo en las Baleares?
— La coordinación ha sido ejemplar a todos los niveles. Todos hemos sido conscientes de que actuar de forma coordinada era indispensable para lograr los mejores resultados en un momento tan delicado y en el que se han requerido tomar medidas de forma urgente. La coordinación entre la FELIB y los ayuntamientos, y entre la FELIB, el Govern y los consells insulars ha sido constante, fluida y muy efectiva. Merece una consideración especial la labor de puente de la Federación con las administraciones superiores que ha servido de interlocutor para alcanzar consensos. Estoy muy orgullosa de la función de la FELIB ante esta crisis, que al igual que en otra grave situación como fueron las pasadas inundaciones en el Llevant mallorquín ha sabido estar a la altura y se ha ganado el reconocimiento de los municipios y de la sociedad en general.

— ¿Cree que las entidades locales han sido justamente valoradas durante el confinamiento y en el proceso de desescalada?
—Sí, totalmente. Creo que los ciudadanos han sentido a los ayuntamientos como lo que son, su administración más próxima. Medidas como la desinfección periódica de las calles, otras medidas para garantizar la salud pública, o el trabajo de las policías locales han contribuido a una buena percepción.

—Una de sus demandas ha sido la de solicitar al Gobierno que permita utilizar a los ayuntamientos el superávit de que disponen, algo que parece que no va a suceder. ¿Consideran que es un agravio a las instituciones más cercanas al ciudadano?
—Es algo difícil de explicar en estos momentos al ciudadano. Estas cantidades serían muy importantes para incentivar la actividad y contribuir a la reactivación económica. Los ayuntamientos de nuestras islas están totalmente saneados y por contra están doblemente limitados por el techo de gasto y por la imposibilidad de disponer del superávit y los remanentes positivos de tesorería. Para que se haga una idea, Alcúdia tiene inmovilizados unos noventa millones de euros y al mismo tiempo debe pagar intereses negativos en concepto de depósito a los bancos. En este caso concreto, más de 150.000 euros de intereses. Es uno de los ejemplos más claros y, como ya he dicho, es muy difícil de explicar.